Wednesday, June 18, 2008

The Master of Puppets


El domingo pasado, 15 de junio del presente 2008, nos dejó para siempre una de las mayores figuras del séptimo arte. Stan Winston, padre de mitos como Alien, Terminator o los entrañables lagartos de Jurassic Park, llevaba luchando siete años contra un cáncer que al final acabó por ganarle la batalla. Su obra, sin embargo, permanecerá entre nosotros para siempre.

Los grandes de la ciencia ficción, desde Spielberg hasta Lucas, pasando por Cameron o Burton, confiaron al genio de Winston la recreación artesana de sus creaciones más fantásticas, a las que Stan dedicó su vida sirviéndose de todas las técnicas al alcance de su mano -animatrónica, látex, maquillajes de diverso pelado... De sus manos salieron los iconos que nos acompañaron durante años, esas criaturas imposibles a las que a base de imaginación y maestría consiguió insuflar vida hasta hacerlas tan reales como los actores con los que compartieron pantalla. Casi me atrevería a decir que en ocasiones, y estaréis deacuerdo conmigo, las marionetas plásticas y mecánicas de Winston eclipsaron el papel de sus compañeros humanos de reparto, o les dieron el espaldarazo necesario con su empaque y su presencia para que su paso por el título de turno no quedase para siempre en la triste sombra de la indiferencia.

Su prolífica obra se vio continuada hasta poco antes de su muerte, y su impronta aún puede verse en títulos de reciente estreno como la última entrega de Indiana Jones o Ironman, lo que habla mucho de su valía ya no sólo como genial artista sino como profesional incuestionable. El laberinto del fauno, Depredador, Eduardo Manostijeras... su curriculum es simplemente inigualable, y su nombre figura en los créditos de casi cualquier obra de culto dentro del género de la fantasía desde los años setenta, en que comenzó su carrera como técnico en efectos especiales y caracterización en la meca del cine.

Desde el pasado domingo la fantasía cinematográfica, y por ende esa puerta a lo imposible que tanto nos gusta abrir a los que hacemos de la imaginación nuestro pasaporte a la felicidad, llora la pérdida de una de sus más insignes figuras. Su nombre pocas veces vendió como lo hicieron los de aquellos que reclamaron sus servicios, pero sin su ayuda sus obras no habrían trascendido como acabaron haciéndolo. Los que aprendimos a imaginar lo inimaginable gracias a su legado visual sólo podemos desear que, donde quiera que el bueno de Stan se encuentre ahora, su privilegiada forma de ver esa otra realidad haya creado el mundo imposible que un genio como él sin duda elegiría para pasar el resto de la eternidad.

D.E.P.

Wednesday, June 11, 2008

El día en que conocí a Kojima

Hideo Kojima, genio. Foto by Wildwood.

Llegó el gran día. Hoy, 12 de junio de 2008 se cierra uno de los episodios lúdicos de más trascendencia en la historia del sector del ocio electrónico. Metal Gear Solid 4 Guns of the Patriots aterriza al fin para echar el telón a la saga de la serpiente sólida, una epopeya sin igual que comenzó hace más de 20 años y que con esta cuarta entrega llega a su cénit en un episodio de derroche técnico y argumental sin precedentes.
Y tras de todo ello, un hombre: Hideo Kojima. La mente preclara del creador japonés es la responsable del éxito del mito, y en torno a su persona se ha creado una leyenda a la altura de grandes artistas del celuloide a los que el bueno de Hideo se permite el lujo de mirar a los ojos sin tan siquiera pestañear. Su nombre se asociará eternamente a la frase "obra maestra", y los que desde el primer Metal Gear Solid hemos seguido sus pasos no podremos más que agradecerle eternamente el regalo que, dividido en cutaro maravillosas entregas -excluyendo las dos primigenias en MSX-, ha legado al mun
do del videojuego para mayor gloria de éste.
Hace apenas diez meses este humilde servidor no podía imaginar que un día su camino y el de semejante mito se cruzarían. Hablar de Kojima era como hablar de Spielberg, pura abstracción inalcanzable. Pero hete aquí que Meristation apareció en escena. La revista online de videojuegos en castellano líder mundial supuso no sólo una oportunidad maravillosa de fusionar mis dos grandes pasiones -voz y videojuegos- vía locuciones para MeristationTV, sino una vía de acceso a la trastienda del mundo de la prensa especializada inmejorable, gracias a la cual entrar a formar parte de un selecto club que vive el videojuego de otra manera: haciendo del mismo su forma de vida.

Pues bien, el pasado 4 de junio, Konami España organizó una multitudinaria reunión de medios para presentar en sociedad la última entrega de la saga del tactical espionage action, a la que asistirían ni más ni menos que Kojima y su equipo en gira europea. Ellos serían los encargados de descubrir de primera mano a la prensa las principales cualidades de su criatura, y en ese cara a cara con el maestro no podía faltar Meristation. Y en su nombre, junto al "Big Boss" Nacho Ortiz y Javier de Pascual, un servidor. La cita se había concertado a las 16:00 en el Santiago Bernabéu, desde donde se nos trasladó al lugar del encuentro, un aeródromo al norte de la capital plagado para la ocasión de soldados, tanquetas y ametralladoras que hacían del paraje un lugar marcial idóneo para el evento que habría de tener lugar allí.
Tras unas primeras tomas para MeriTV y unas fotos para la web, se produjo el primer momento para el recuerdo: llegaba Kojima seguido de su séquito. La cosa iba en serio, y él estaba al fin allí, entre nosotros. Nos colocamos en nuestras sillas y esperamos su comparecencia pública. Tras de algunas imágenes del juego y la presentación en primicia del spot que acompañaría en televisión el lanzamiento del título -locutado por Ramón Langa-, se produjo su aparición. Kojima, Shinkawa y el resto del equipo hablaron de MGS4 y respondieron a las preguntas que el respetable tuvo oportunidad de hacerles en esos minutos de exposición pública. Aplausos, algunas indicaciones por parte de los responsables de Konami para las posteriores entrevistas de grupo...y llegó el gran momento.

El concurrido angar donde se llevó a cabo la presentación. Foto by Wildwood.

Un nutrido grupo de los allí presentes formamos cola pa
ra saludar en persona al genio nipón y llevarnos el recuerdo de su firma y la del resto del equipo. Éste que os habla acudió al evento con la carátula del MGS de PlayStation, que desde ya ocupará un lugar privilegiado dentro de mi colección. Cuando al fin llegó mi turno agradecí al maestro todos los buenos ratos que su obra nos ha hecho pasar, y aproveché para bromear aludiendo a la caja del MGS original de MSX que uno de los presentes había tenido la fortuna de llevar para que le firmase. Él sonrió, en cómplice guiño cómico, y me estrechó la mano en un momento que quedará para siempre en mi memoria.
Luego, ya más relajados, nos entregamos a las labores periodísticas que nos habían llevado hasta allí. Entrevistamos -servidor en labores gráficas y fílmicas- a Shinkawa y a Kojima en sendas conversaciones íntimas, distendidas, y muy cercanas. Mientras departíamos, la tarde cayendo en la campiña madrileña, las avionetas rugiendo en vuelos rasantes sobre el aeródromo, me resultaba increíble y a la vez muy real estar oyendo a un semi dios del píxel y la textura a escasos pasos de mi persona, hablar de una de las mayores obras de arte de este recién nacido siglo XXI, cual si de un colega de toda la vida se tratase. Kojima se mostró cercano y hasta resuelto a participar de bromas y guiños humorísticos, pero a la vez extremadamente tímido, como buen japonés y buen artista de culto. Aún así, su presencia destilaba grandiosidad, y eso no se explica con palabras.
El regreso a casa, cuatro horas después de la partida desde la fábrica de sueños blanca, fue como aquellos viajes de vuelta en las excursiones del lejanísimo colegio: un instante plácido irrepetible, un pestañear de júbilo por lo vivido, una hetérea consciencia de que algo así costará que se repita. Hablando con los geniales De Lúcar y Némesis -mitos vivientes de la prensa del sector- de tiempos pasado y seguramente mejores, los últimos minutos del día en que conocí a Kojima fueron sencillamente perfectos. El día en que conocí a Kojima... Suena increíble. Pero suena maravillosamente bien, maldita sea.

Entrevista a Shinkawa, diseñador de personajes. Ahí estoy, cámara en mano.

Tuesday, June 03, 2008

Star Molls, Episodio IV: Una nueva tajada


Nos encontrábamos en un periodo de guerra hormonal. Las pavas especiales, rebeldes, atacadas por alguna fobia oculta, impedían nuestra primera victoria contra el malvado Imperio Galáctico.

Durante la batalla, los soldados de la alianza decidimos apoderarnos de una porción mortal y definitiva de la noche para atacar las armas del Imperio: KGB, una estación alcohólica acorazada con potencial suficiente para destruir los hígados de un planeta entero.

Rodeado por los siniestros agentes de la noche, El Maestro se elevaba sobre su patria de acólitos a lomos de la tarima llevando consigo el Cáliz de Néctar que podría salvar a su pueblo y devolver la paz a la galaxia -o hacer devolver, sencillamente...

Felicidades tío. Los años-luz nos separan en el plano físico, pero la Fuerza nos mantiene unidos pese al paso del tiempo. Los viejos Jedis, otrora padawans del mítico Maestro, no debemos renunciar a nuestro pasado. Él nos iluminó en la noche de los tiempo, y tras darnos a probar su Cáliz, pronunció las proféticas palabras que han marcado el devenir de nuestra galaxia: "Estudia cabrón, que tú vales...". Joder, qué razón tenía. Nos vemos pronto, xiquet.