Monday, December 28, 2009

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No, no me refiero a mi cerebro, en uno de los lapsos que acompañan la redacción de estos textos mientras hallo las palabras exactas con que describir lo que bulle en su interior. La dichosa frase es un mantra moderno que nos acompaña, desgraciadamente ya, en nuestras aventuras por el mundo del ocio electrónico de forma cotidiana, interrumpiendo cuando toca la frenética huida de turno, o desesperando al más pintado mientras da comienzo la epopeya, justo después del necesario "Press START". Lo damos por sentado, como algo inamovible e inherente al formato del que la industria se sirve desde hace ya casi dos décadas -a saber, el disco compacto-, sin detenernos a pensar que no hace demasiado, sobretodo para los que como yo acabamos de estrenar la treintena y nos negamos a creer que nos hacemos mayores, los tiempos de carga eran, sencillamente, inexistentes. Hablo, cómo no, de la dorada época de los 16 bits, y si se me apura también de los 8, aquella remota pero cercana era en que el rey indiscutible de los formatos era el cartucho, aquel romántico sistema de almacenamiento tallado en plástico, silicio y metal que nos enamoró a tantos durante tanto tiempo, terminando de cimentar lo que empezaron las cassettes y disquettes en aquellos imberbes tecnómanos que vinieron al mundo con la recién estrenada democracia, el amanecer de la Movida Madrileña... y la invención de los ordenadores personales, claro.
Decidirse por echar una partida a un juego y esperar a que el mismo estuviese listo terminándose el bocata de Nocilla o viendo los últimos minutos de Dragon Ball era cosa común en el comienzo de los tiempos. Las primeras videoconsolas, propiamente dichas, que disfrutamos -la 2600 de Atari y sus clones- ya se sirvieron del cartucho como vía directa para mostrar sin más molestia que el consabido clic del encaje en la ranura los minimalistas títulos con que nos destetamos en esto del videojuego; pero éramos jóvenes, y el mundo acababa de abrírsenos a nuestros inexpertos ojos, y aquel primer acercamiento al privilegiado formato pasó ante nosotros como lo hicieron tantas otras cosas, desde el mando a distancia al VHS: asumiéndolo como lógicamente normal. Qué cosas... Apenas unos años antes aquellas "normalidades" habían sido el no va más de la revolución tecnológica -qué pensarán del Wiimote y el Bluray las generaciones venideras-, y nosotros las encajamos como parte necesaria del entorno. El caso es que no sería hasta mucho después, cuando ya el videojuego empezó a describirse en términos de ocio, arte y futuro, cuando apreciamos retroactivamente las ventajas de aquellas primeras incursiones plug and play que disfrutamos en los albores del ocio electrónico.
Con los últimos mordiscos al currusco del bocata comenzaba a sonar la melodía de Gominolas, engendrada en chips monotonales y parida por altavoces integrados en el mismo teclado, anunciando el final de la carga -la primera de muchas, bastante a menudo- y el comienzo de la diversión. Pero las esperas, esos asumidos tiempos muertos, que cuales pausas dramáticas en el teatro servían de descanso al QAOP y a la vez aumentaban la tensión según se avanzaba en el guión -permítanme el sarcasmo- de la aventura, restaban tiempo efectivo de juego como lo hacen los balones fuera de banda y las faltas en el fútbol, y una tarde dedicada al Golden Axe de CPC o al Bubble Bobble de Spectrum eran mucho "Press Play then any key" y poco "dale al duende de los cojones que me ha quitado la pócima" o "déjame la zapata que tú ya llevas casi el EXTEND completo". Nos nos importaba, que conste, porque era lo que había... pero el inminente reinado que el cartucho estaba a punto de vivir nos haría verlo todo, ya por siempre, de otra forma.
¿Quién repara hoy día en el serigrafiado de un DVD? Lo más parecido a ser original al respecto que hemos vivido fueron los discos de negro reverso de la primera PlayStation, y comparativamente tampoco eran nada del otro mundo. El cartucho era arte, señores, o si lo prefieren, "pura artesanía". Cuando se diseñaba un nuevo sistema, decidir qué forma tendrían sus cartuchos era tan importante como cualquier otra cosa. Imagino al dibujante de turno frente a su hoja en blanco, trazando líneas armónicas que luego albergarían las ideas de otros, ya con ceros y unos, en forma de continente plástico. Ser responsable del diseño de algo tan reconocible como la consola misma, sin lo que la cual sería tan inservible como un libro sin páginas -que los sitemas oparativos, menús y aplicaciones multimedia aún no aguardaban tras el ON, de no haber insertado un juego en el puerto correspondiente. Uno ve un cartucho de NES, tan enorme y rectilíneo, y lo reconoce de inmediato, como lo hace frante a cualquier otro, desde Master System a Mega Drive o SuperNES. Y puede hasta identificarse el país para el que fue concebido, porque sus diseños también atendían a regiones de formato. Eran como las latas Campbell de Warhol: icónicos e irrepetibles.
El mimo despositado en su elaboración fue alcanzando nuevas cotas, empezando por las etiquetas indicadoras del título del juego en cuestión -las austeras pegatinas rojas de Master System dieron paso a artísticas ilustraciones repletas de colorido en los sistemas de 16 bits- hasta imposibles rediseñados de formas por necesidades físicas que imponían avances en hardware imposibles de implementar en unos sistemas limitados hermética y tecnológicamente. Me refiero a bizarrías tales como el cartucho con dos puertos para controladores extra que creó Codemasters para sus legendarios Pete Sampras Tennis y su Micromachines, el J-cart, que multiplicaba sin necesidad de usar el multitap las posibilidades de diversión de sus títulos. O el genial, precioso, y a mi modo de ver definitivo cartucho para MegaDrive de Virtua Racing, una cima tecnológica en la cima de la trayectoria del sistema que incorporaba el conocido como SVP (Sega Virtua Processor), un chip destinado a trasladar a los hogares la potencia 3D del mítico arcade homónimo de Sega. Lástima que su trayectoria fuera tan exigua como abultada la cifra del precio final del título.




Nintendo también se subió al carro de los chips gráficos tridimensionales con su Super FX, base del exitoso pero extraño Stunt Race FX, y su heredero, el Super FX2, que no sólo ayudó a calcular "astronómicas" cifras de polígonos al Cerebro de la Bestia, sino que multiplicó las virtudes gráficas de otros títulos como Super Mario World 2: Yohi's Island, donde las piruetas pixeladas del MD7 se veían secundadas por multitud de efectos de todo tipo y una apabullante paleta de colores gracias a la presencia del nuevo chip de la gran N.



Hasta en eso hubo guerra entre las dos potencias del videojuego del momento, enfrascadas siempre en sonoras escaramuzas publicitarias que trataban de vender sus productos desprestigiando a los de la competencia; legendarias campañas sobre todo en prensa impresa que deberemos agradecer eternamente a los responsables de marketing de Sega y Nintendo de mediados de los 90, etapa cumbre en la ascensión al reino de los cielos del ocio moderno del videojuego. Luego llegaría algún otro experimento como Sonic and Knuckles, una mezcla de cartucho y puerto de expansión que encontraba su razón de ser en el ensamblaje del mismo con otros títulos de la franquicia, a los que modificaba haciéndolos rejugables con nuevas fases y personajes. Demasiado ambicioso y mal ejecutado para tener el éxito que pudo haber merecido, supongo, pero en cualquier caso ya un último intento por usar el cartucho en pro de una mejora del formato físico que poco después llegaría, en su enésima potencia, con los dispositivos ensamblables definitivos: el Mega CD y la 32X. Pero esa es ya otra historia -bizarra igalmente, por cierto, cuando uno tiene la oportunidad de ver el montruo resultante de acoplar un Master System Converter a una Mega Drive, al que a su vez acopla una 32x, para finalmente insertar un Sonic and Knuckles con el Sonic 3 en la cumbre de la montaña... aterrador.



Mención aparte dentro de este repaso a un dispositivo único merece el capítulo Nintendo 64, un romántico sistema que decidió morir matando, que diríamos, al elegir el cartucho como soporte para sus títulos en una época que ya había abrazado totalmente al CD como formato definitivo. Huelga decir que Nintendo siempre se ha mantenido firme en su particular concepción del videojuego, con apuestas borderline que no siempre le han otorgado el éxito que hoy disfruta con su Wii y su DS, pero la que llevara a cabo con la versión comercial de la cacareada Ultra 64 fue quizás la más osada de las maniobras que el gigante nipón ejecutara hasta ese momento, justo en un punto de inflexión para el mercado donde la lógica de la evolución tecnológica aconsejaba todo menos una revisión de un formato que más que agonizar empezaba a oler a muerto, por mucho que los tiempos de espera del CD fuesen eternos y que otros sistemas como Saturn incorporasen simbólicas ranuras para cartucho -de expansión de memoria, casi exclusivamente- junto a sus lectores de CD.
Igual que el video acabó por matar a la estrella de la radio, el formato digital terminó por borrar del mapa al cartucho como vehículo de ocio electrónico. Las brutales cantidades de megas -eproms- que contuvieron los últimos cartuchos producidos para las vetustas consolas de 16 bits -meter en el mismo espacio que ocupaban los 4 megas del Sonic 1 los 40 del Super Street Fighter 2 no debió ser sencillo... salvo que el primero estuviese más vació una parroquia en Nochevieja- no consiguieron evitar la desaparición de un formato único durante cuyo reinado jamás tuvimos que entretenernos con nada más que no fuera jugar, jugar y jugar, gracias a los inexistentes tiempos de carga y lo cómodo de su almacenado y conservación -mis toneladas de viejos cartuchos, dormidos en sus bonitas cajas book-size, siguen funcionando tan bien como el primer día, en espera de tener otra vez su momento de gloria. Y aunque hoy los volcados a las memorias virtuales de los nuevos sistemas han reducido considerablemente las esperas entre fases o al principio de los juegos, la magia que destilaba el perfecto fluir de datos del cartucho al televisor a través de la consola que lo albergaba, esa perfecta unión entre elementos que hacía sentirlos como uno solo mientras se sucedían los pantallazos de créditos previos a la pantalla del título, jamás ha vuelto a darse en ninguno de los sistemas que desde entonces nos han acompañado en nuestras jornadas de diversión digital. Porque un cartucho, al cabo, no era sino una extensión desmembrada de la consola misma, una pequeña parte de sí que guardábamos con mimo en un lugar privilegiado, una entidad con "vida" propia de cuya importancia éramos conscientes más allá de los datos que descansaban, visibles casi para quien quierera acceder a las mismas, en sus entrañas.

Thursday, December 24, 2009

Chèri

Heme ahí. Próximamente en los mejores cines.


Thursday, December 10, 2009

Tales of Mystery and Imagination


No soy un gran experto en el género, ni puedo presumir de ser condescendiente con lo antiguo, lo rancio, lo que destila olor a naftalina o debe verse en blanco y negro. Y sin embargo hay veces en las que no queda otra que quitarse el sombrero y rendirse a la evidencia: el pasado esconde tesoros que merecen ser disfrutados sin prejuicos. Por eso el descubrimiento de The Alan Parsons Project -mérito como tantas otras influencias musicales añejas del Tío-, supone un hito cultural a nivel personal y una pausa obligada en la que reflexionar sobre lo que este grupo singular de rock progresivo supuso en los lejanos años 70 y los tumultuosos 80.
Cuando todavía resonaban los ecos del funk más genuino, las composiciones de rock clásico más auténticas y despuntaban tímidamente las formaciones de música electrónica basadas en sintetizador que en los 80 despegarían de forma definitiva, el grupo de Alan Parsons, Andrew Powell y Eric Woolfson maravilló al mundo con un género nuevo, un sonido antes nunca escuchado y una mezcla instrumental y vocal sublime donde se fundían los riffs de guitarra más puros con las bases electrónicas más atmosféricas de manera magistral. Aquel primer álbum, nacido en 1976, Tales of Mystery and Imagination, reconocido por la crítica como el mejor de cuantos luego pariría el "proyecto", marcó un antes y un después en el mundo de la música que hoy, treinta y tantos años después, sigue sonando tan bien como debió hacerlo entonces. Y además, conserva ese toque clásico, tan propio de todo lo nacido en los 70, que acaba por conferirle el carácter de atemporal.
El disco, formado por siete composiciones de distinto corte pero con un hilo conductor compartido, se inspira en la obra de Edgar Allan Poe para crear un universo sonoro casi hipnótico que recrea de modo muy personal relatos tan famosos como El cuervo, El tonel de Amontillado o El corazón delator. Precisamente fue El cuervo -The Raven- la primera de las canciones que pude oir del disco, y seguramente sea el reclamo perfecto para acercarse sin reparo a la obra del grupo, pues ese carácter iconoclasta de la misma se plasma en dicho tema de la mejor forma posible con el uso, por primera vez en la historia de la música, del llamado "vocoder", un trasto que sintetiza la voz humana convirtiéndola en un soniquete robótico al que hoy estamos más que acostumbrados, que ya suena a ciencia ficción arcaica, pero que entonces suponía un pequeño paso más dentro de la revolución musical que se avecinaba a pasos agigantados. Ah, y para redondear el conjunto, la voz de Orson Welles narrando pasajes de cada relato al principio de algunas de las pistas...
Si hacemos caso al mensaje que lanza Magnolia, la peli de Cruise y el director de Boogie Nights, las casualidades no existen. O si existen, deben formar parte de algún plan más grande. Pues bien, sucede que ayer moría el co-creador de The Alan Parsons Project, Eric Woolfson, justo el día en que servidor regalaba un vinilo del primer disco del grupo a don Javier de Pascual -de esos que se encuentran por Madrid rebuscando en vetustos cajones en vetustas tiendas del centro- que a su vez admitía tener la escucha de The Alan Parsons Project como asignatura pendiente. Podía haber ocurrido dos días antes, y la coincidencia habría pasado desapercibida. O podía haber elegido aquel disco de la ELO, y el bueno de Woolfson no habría encontrado hoy su hueco en el Corral. Pero todo se ha precipitado en apenas 24h, y no puedo evitar pensar que estas casualidades esconden algún mensaje misterioso, algún mensaje de misterio e imaginación que, quizás, deba ser descubierto escuchando, precisamente, a Poe y su obra, vistos por The Alan Parsons Project.

Thursday, November 26, 2009

Mucha suerte

Hay momentos que se intuyen trascendentes. Lo que sólo debiera ser un instante más se torna punto de inflexión, y uno no puede sino sentir que ha llegado la hora de echar el resto. Acariciar con la punta de los dedos la superficie del agua, santiguarse, besar la cruz dorada que pende del cuello, y saltar al abismo del mar dispuestos a llegar sanos y salvos a la otra orilla.
Cuando se llega a esa etapa tras largas jornadas de firme caminar, la expectación es motivación y fuerza, ánimos fraguados en la confianza que se deposita en uno mismo porque se es consciente de que todo está, por fin, al alcance de la mano. No hay pesares, ni dudas, ni miedos a un posible resultado negativo. Cuando se cree con infinita intensidad en que lo perseguido se merece, ver la luz es una simple cuestión de tiempo. Las largas horas de oscuridad siempre dejan paso a un deslumbrante amanecer.
Hoy la vida se detiene, por un instante, en una de esas estaciones con correspondencia a un futuro mejor. Tú te mereces, como merecemos todos los pasajeros de esta nave, ser quien guíe los designios de tu viaje, y aunque ésta no sea la última oportunidad de aferrarte al timón de los días para surcar únicamente las aguas que creas merecedoras de tu valía, la oportunidad es sin duda lo bastante óptima como para que merezca la pena luchar a muerte por ella. Luego está el factor suerte, claro, esa moneda al aire que siempre acaba por decantar la realidad de todo y de todos, una espada de Damocles invisible que de cuando en cuando cercena la normalidad y nos pone a prueba. Pero estamos tan acostumbrados a esquivar sus golpes, o a encajarlos con maestría, que de nuevo el miedo no es una opción, y de aquello donde otros sólo obtendrían mierda nosotros sacamos sonrisas y una razón más para reducir distancias y seguir luchando. Lástima que ni suerte, ni espada, tengan en esta ocasión oportunidad alguna de mediar en lo que sin duda te pertenece.
Será hoy, o será mañana. Pero será, de eso no cabe duda. Así que sigue apretando los dientes y dando brazadas a contracorriente por mucho que el oleaje y la marea de los días y las gentes pretendan empujarte hacia el punto de salida o hacia el fondo de las aguas. Hoy tus brazos y tu esfuerzo pueden llevarte a la otra orilla sano y salvo, apenas húmedo, porque cuando se alcanza la velocidad adecuada casi siempre se acaba levantando el vuelo, y la larga travesía habrá tenido por fin sentido. Una travesía que puede empezar a terminar hoy, pero que en cualquier caso ya está más cerca del final, sea cual sea el resultado de esta etapa que, por trascendente, resulta hoy merecedora de una reflexión amiga.
De una reflexión, y de un deseo: verte descansar al fin, libre de ataduras y presiones, feliz por poder reirte del mundo a la cara, y llamarle todo eso que siempre supiste que era. Los demás reiremos contigo, sobre todo ella, y dejaremos también atrás aquella nube negra y densa que se empeñaba en ocultar el sol una y otra vez, aunque nunca pudiera hacerlo del todo.
De ti depende, hoy, mañana o cuando sea. Tú sólo sigue nadando, y mirando de reojo a la nave de cuatro tripulantes que siempre te acompaña lista a prestar su ayuda. Cuando menos te lo esperes... estarás alcanzando la otra orilla. Suerte, tú.

Saturday, November 21, 2009

Quiero más... más... ¡MÁS!

5th SEASON SPOILER INSIDE!

Y sigue la paranoia. Cada vez que tecleo, movido por la impaciencia y la curiosidad, alguna referencia en Google a la última temporada de Perdidos, encuentro nuevos datos que alimentan la llama del ansia más enfermiza por saber lo que deparará el cada vez más cercano regreso de la gente del 815. Esta vez la novedad estriba en una jugosa web que concentra TODAS las noticias, rumores, entrevistas, datos y curiosidades en torno a la sexta y última temporada que circulan por la red. El contenido de la misma es ya extenso, y aunque no he querido detenerme (de momento) mucho en él, por miedo supongo a encontrarme con algún spoiler inoportuno, lo que allí se dice es de lo más interesante. Los actores, productores y hasta el mismo Jack Bender, director de la serie, hablan sin tapujos de lo que se nos viene encima. Nadie da datos definitivos, ni concretos, pero todos insinuan, hablan entre líneas, y nos hacen mirar en una sola dirección: lo que queda es sin duda lo mejor, lo más impactante... y lo más inesperado.
Los que controléis la lengua de Shakespeare, medianamente al menos, y no podáis esperar sin saber algo más de todo ello, agradeceréis saber de la existencia de este sitio, de visita sin duda obligada, mientras el horno de ABC cuece los episodios que conformarán la culminación a esta obra de arte televisiva. Actualmente andan rodando el sexto episodio, con el octavo ya escrito, y con las líneas maestras del argumento central, ése que nos llevará a comprender el porqué de todo, totalmente definido. Un argumento que, por lo que alguno de sus protagonistas deja entrever, resolverá muchas dudas, pero no todas, y nos dejará un sabor de boca, como suele pasar con todas las grandes series, un tanto agridulce. Y ni sé más al respecto, ni quiero saberlo... Bastante tengo con ver el recién estrenado poster de la temporada 6, en el que todo Cristo está de cara, menos Locke. Inquietante... Como al final esté -permanente y definitivamente- muerto, prometo secuestrar un avión como el de Oceanic y estrellarlo a lo Mohammed Ata en la mísmisima mansión de Mr J. J. Abrams. Palabra de freak.

Wednesday, October 28, 2009

Metadona para Lostadictos

¡AVSIO! ¡CONTIENE SPOILER DE LA QUINTA TEMPORADA!
Aprovechando la reciente aparición -y próxima adquisición- de las tres primeras temporadas de Perdidos en Bluray, os acerco, oh adictos a las cuitas de la gente del 815, los últimos y más recientes vídeos de la que será la conclusión más dramática y esperada de la historia de la televisión -ríete tú del final de Médico de familia.
En la pasada Comic Con celebrada en Los Ángeles, hace ya algunos meses, se mostraron unos vídeos promocionales de la sexta y última temporada de la serie que juegan con la hipótesis de que la bomba activada por la mendruga de Juliet cree un universo paralelo/alternativo donde los personajes jamás se pegaron la famosa piña con el 815. Vamos, nada que no nos hayamos planteado todos como opción más que probable para el comienzo de la temporada final -plano de Jack agarrado al asiento mientras el avión da una sacudida, plano de Locke observándolo asustado, plano de Kate esposada al poli mientras el avión vuelve a temblar, plano de Charlie en el aseo intentando recuperar su droga del sumidero, etc etc... y de pronto todo en calma: "Señores pasajeros, hemos atravesado una ligera zona de turbulencias. No se alarmen y permanezcan en sus asientos. En breves minutos aterrizaremos en Los Ángeles". Plano de las ruedas del avión tomando tierra, cada uno desciende por separado y todos se van a sus casas. Bla bla.
A mi, personalmente, la hipótesis de un pasado/futuro alternativo en el que nada ha sucedido me produce bastante asquito, si bien liaría la trama tanto que la cosa no deja de ser de lo más seductora; pero teniendo en cuenta que semejante planteamiento devolvería a Locke -el auténtico, no esa copia burda y tan asquerosamente segura de sí misma que nos engañó durante la quinta temporada- a la vida, no puedo por menos que alegrarme de que la bomba hiciese pum. Sí, ya sé que un Locke en silla de ruedas es un tanto lamentable, pero qué le vamos a hacer... no soporto la idea de saberlo muerto y requetemuerto, mientras todos los demás, escoria carente de fé, siguen pululando a sus anchas por la isla.
Bueno, mientras llega el esperado 2010, y con él el que se presume gran estreno mundial de la temporada 6, deleitémonos con estos curiosos vídeos y, si tenéis la ocasión, con el revisionado de la quinta temporada en HD, anunciada para finales del presente año. Y por cierto, si alguien tiene una teoría para el final del último de los vídeos que aquí os muestro, que no dude en compartirla -dije teoría, no spoilers... que puedo matar, literalmente, de darse el caso. Enjoy.
EDIT: El dichoso -y genial, pese a todo- último vídeo es un FAKE, señores. De Pascual, al que hay que apuntarle el mérito, me ponía sobre la pista. No concretaba de dónde salía el piñazo del avión de Plymouth Air, pero tenía razón. Una escueta búsqueda en Google indica que ese trozo proviene de la peli The Knowing, y que el vídeo, pese a todo, no es más que un montaje freak. Aún así, merece la pena emocionarse con él.








Saturday, October 17, 2009

El fin del tiki taka


No imagináis lo que me cuesta escribir hoy. El tema de la entrada que nace en estos instantes me duele horrores por lo inesperado de sus circunstancias, por lo trascendente de la figura que la protagoniza, y por lo difícil que resulta enlazar un texto con otro cuando lo único que escribo últimamente son homenajes póstumos a personajes entrañables que nunca debieron irse. Me estoy especializando, muy a mi pesar, en crear sentidos panejíricos de despedida a figuras que nos han marcado de una u otra forma, y creedme si os digo que no me resulta ni mucho menos fácil encarar el que nos ocupa, que ni El Corral de Piedra nació para limitarse a semejantes textos, ni es agradable tarea volcar, por enésima vez, lo que bulle bajo la piel ante tales noticias en un frío negro sobre blanco. No es agradable, ni fácil... pero es inevitable, al cabo.
Andrés Montes nos ha dejado. La noticia me sorprendía anoche, apenas hora y media después de que su pareja lo encontrara sin vida en su domicilio de la calle Espronceda, por medio de un sms breve pero cargado de frustración enviado por mi hermano Javi. Tenía que ser él, que tantas noches pasara en vela, degustando envites baloncestísticos de altos vuelos en aquellas lejanas ligas de la NBA de los Jordan, O'Neal y compañía, tan sólo acompañado por la inconfundible voz de Montes y las sabias apostillas de Antoni Daimiel. Ellos, pero sobre todo él, hacían de las madrugadas interminables un momento de indescriptible magia donde el sueño jamás hacía acto de presencia. Era como si la audiencia fuera sólo el espectador individual que les observaba desde el sofá de su casa, y los dos grandes conseguían crear una complicidad íntima que trascedía la pantalla, las intempestivas horas y hasta el baloncesto mismo, para convertir con sus comentarios descansos y tiempos muertos en los verdaderos protagonistas del partido.
De allí surgieron muchas de las expresiones que luego popularizaría para el gran público en La Sexta, todos esos "pintxos de merluza", "ratatatatas", "es muy fácil si lo intentas", y en cierto modo también el dichoso "tiki taka" -seguramente la más famosa de sus frases pero ni de lejos la más ingeniosa-. En el fútbol televisado se hizo conocido a gran escala, pero su verdadero terreno de juego eran las canchas de basket, y sobre todo la NBA. Allí nos endulzó con su "chocolate blanco Williams", nos dio la bienvenida con su "bienvenidos al club", nos llenó de ritmo con su "melodía de seducción" y nos hizo esbozar una sonrisa tarareando tonadillas de majorettes para describir, sin usar palabras, lo enorme de un deporte que sólo tiene sentido cuando sucede en tierras americanas. Eso él lo sabía, y por eso sólo él se atrevía a salpicar de color el gris de las tradicionales retransmisiones deportivas con su particularísimo estilo, que aunque pudiese no agradar a todo el mundo, a nadie dejaba indiferente.
Como todo en la vida, la trascendencia de las personas es algo subjetivo que depende en última instancia de lo que su paso por este circo ha supuesto para cada uno de nosotros. Por eso Andrés Montes tiene un lugar de privilegio dentro de la metafórica lista de nombres que sin dudar resacataría de la mediocridad general del mundo, porque cuando nadie le conocía yo ya admiraba su genial sencillez, ejemplificada magistralmente en aquellos largos silencios que entre frases dejaban él y Daimiel durante los descansos de los partidos en Sportmania, como si el sueño les arrebatase el norte durante unos instantes, pero totalmente despreocupados del lapsus porque sabían que su territorio era sólo suyo, y que al espectador, ése que llegaba a sentirse en el estudio con ellos, no le importaba lo más mínimo y agradecía la naturalidad con la que salpicaban la retransmisión a unas horas en las que sólo los más osados, o los más locos, permanecían despiertos por ver meter el balón a diez tipos haciendo cabriolas imposibles. Ésa era su genialidad, la de hacer del atril del micrófono o la pantalla algo cotidiano, cercano y totalmente carente de pretensiones.
Cuando éste que os habla vivía en Ríos Rosas, allá por el año 2003 -o, si queréis, por el Curso Baloncestístico 2003-2004-, en pleno distrito de Chamberí, tuve la oportunidad de cruzarme en un par de ocasiones con el bueno de Andrés Montes por la calle. Éramos vecinos, por así decirlo, y saber aquello me producía cierta sensación de andar por casa, de humanidad, que ahondaba en esa cercanía que siempre manifestó. Nunca me atreví a decirle algo, lo cual supongo que hoy lamento un poquito más si cabe, pero estoy seguro que mis ojos, su brillo o lo que sea, delataron mi emoción y sorpresa al vérmelo esperando como si tal cosa en la puerta del Camuñas o camino de la escuela de doblaje, cuando nuestras miradas se cruzaron fugazmente en sendas ocasiones. Hoy, convencido ya como estoy de que algo deben estar tramando ahí arriba que obliga últimamente a los buenos a salir en estampida para dios sabe qué, el recuerdo de Andrés Montes, sus pajaritas, sus gafas, y sobre todo de su voz -¿eh, Daimiel, eh?-, tiene un lugar de privilegio en ese rincón de la memoria y el afecto que reservo para los que marcaron la diferencia. En el periodismo, en la divulgación paranormal, en la música... o en la vida, que igual da.
Una vida por cierto que sí, Andrés, puede ser maravillosa, pero que sin ti, sin todos vosotros, lo es un poco menos cada día.

Friday, September 18, 2009

Bola de Drac... ¡cague en Dénia!

Cuando para el resto de la península ibérica Dragon Ball empezaba a ser algo ligeramente conocido, mucho antes de que Goku y cia. se convirtieran en un fenómeno global, los que crecimos oyendo a los personajes de Toriyama con una parla más catalana que la de Ausias March ya llevábamos empapándonos de las aventuras del zagal del rabo de mono una buena pila de años. Salíamos del colegio y corríamos prestos a la fotocopiadora de turno a comprar ilustraciones lamentables, a todas luces calcadas de originales japoneses salidos de vete tú a saber dónde, que guardábamos como oro en paño, orgullosos y felices, pese a que aún hoy ignoro qué sentido tenía todo aquello -cuánto hijodeputa se llenó los bolsillos vendiéndonos basura en blanco y negro que a fuerza de copias y copias ya no tenía ni forma ni sentido. En el mejor de los casos, uno podía hacerse en la añorada Aquelarre con el "Quiusap", aquel fanzine de procedencia ignota que nos descubrió el Vera, con portadas inspiradas en la ya por entonces famosa serie de TV, que para seros sincero desconozco de qué narices iba, pero que por alguna extraña razón recuerdo como un incunable místico que, seguro, ocultaba textos cabalísticos sobre el sentido de la vida. O algo.
Luego llegaron los juegos de SuperNES, aquellos primeros "one on one" de Bandai importados por Game Over y su iluminado dependiente -"¡...que hoy traigo los chips calientes!-,sin duda un visionario gurú del silicio que durante un tiempo nos abasteció de rarezas impactantes tantísimos meses antes de su llegada al mercado PAL. Vale que Goku no sacaba bola en un scaling en MD7 rotativo al terminar el combate -ay Vera, Vera...-, y que los sprites estaban todos inflados a magdalenas y se movían como abuelas raquíticas, pero cómo olvidar la inevitable envidia que sentimos al verlo rular por primera vez en aquella Super alquilada por Iván, especialmente una vez introducido el truco de los personajes, durante los reñidos torneos en el zulo del tercero. Luego el mercado se inundó de títulos basados en la licencia, unos mejores y otros peores, pero ninguno marcó como lo hizo aquél, de eso no cabe duda.
El caso es que cuando la serie fue importada al resto de canales, empezando por Canal Nou, y las voces que nos habían acompañado durante tantos años fueron sustituidas por otras menos creíbles, entregadas, acertadas o cualesquiera adjetivos queráis ponerles, no pudimos por menos que esbozar, primero, una sonrisa, y más tarde un gruñido mezcla de asco y de desprecio. Goku, pese a quien pese es catalán -entiéndanme los extremistas del manga y el anime, catalán en su sentido televisivo contextualizado-, y todas las versiones que luego han proliferado por las teles del mundo son tristes copias sin alma de la primigenia versión que TV3 emitió en primicia. Y como cénit de esta afirmación, los diferentes openings y endings que las distintas entregas de la serie han tenido, todos recordados y grabados a fuego en la memoria colectiva.
Buscando hoy el nombre del tío que cantaba la legendaria canción de la pimera etapa en catalán -Anem-la a buscar, la Bola del Drac...-, me he topado con sendos vídeos -y un bonus track que no quiero destripar pero que no tiene desperdicio- que recogen muchas de las versiones que el opening de Dragon Ball Z ha tenido por todo el mundo. Desde el japonés al español latino, pasando por el hebreo, el koreano, el portugués o el inglés filipino -con una versión rollo boys band más blandengue que la mierda pavo. Mención especial para las versiones gallega -lo de la boca de lobo, oídlo por favor, es para partirse el ojete- y la alemana -a mi parecer casi la mejor de todas, aunque pueda pensarse lo contrario. Y luego el bonus track... Aún no doy crédito, pero teniendo en cuenta para quién está hecha, tampoco es que me sorprenda demasiado. Lo raro es que Goku no acabe reventando en mil pedazos al final del clip, para joder al resto. Y ya os estoy dando muchas pistas...






Sunday, September 13, 2009

Spiderweb to Heaven

Llegó entre gruñidos de repulsa y aplausos de asombro, un 4 de diciembre de hace ya algunos años. Repudiada y amada a partes iguales, pronto se hizo un hueco en el acervo popular de su propietario y su entorno, entrando por la puerta grande en el universo freak de los que decidieron sacarla de su alicantino nido para llevarla primero a su parca en ornamentos morada ilicitana, y luego al más elaborado refugio que la vio crecer -todo lo que pudo- y morir, en tierras bastetanas.
Soportó estoicamente las épocas de hambruna y las de frío, siempre altiva y orgullosa, afanada en tejer su interminable y tupida malla en un intento por acercar su microentorno al hábitat que le era natural y que nunca acabaría concediéndosele. Pasaba días, semanas, e incluso meses de pétrea inmutabilidad en una encomiable lucha por reservar energías a sabiendas de que su más que amo compañero en ese mundo de incomprensión que moraba, acabaría por servirle el grillo salvador que le devolvería la vida. Entonces mostraba lo que la convertía en letal arma de fugaz zarpazo, y se avalanzaba sobre su presa como halcón que se desploma en picado desde las alturas. Precisa, certera, perfecta. Zas. Un segundo, y todo había acabado. Luego, como al principio, como siempre, sólo silencio.
"A esos bichos no les pasa nada", cuando llegaba el terrible invierno granadino, si se quedaba sin calefacción, en una dudosa demostración de conocimiento biológico sobre los artrópodos. "Molaría enfrentarla a un escorpión" o "A ver si se muere ya el bicho asqueroso ése", desde las altas y crueles esferas tributarias. Para nadie pasaba inadvertida, sin duda, pero los que realmente supimos apreciar su valor vital fuimos los que, a nuestro modo, compartimos la incomprendida realidad de los parias y los desheredados. Por eso Parker, nuestro homenaje viviente al legendario personaje ilustrado, ocupó el lugar que ocupó y ya siempre ocupará en nuestro espíritu, tan ajeno a lo estéticamente aceptado, y por ello tan inimitable -Parker, por cierto, y no Spidey, que fue la opción dos, porque es el alter ego sin disfraz el que nos une al héroe, al cabo.
Hoy su cuerpo reposa criogenizado, como el de otras leyendas de la talla de Walt Disney o Maurice Chevalier -y durante dos eternos meses, justo lo que ha tardado en salir de su letargo este blog, Michael Jackson-, en espera de recibir sepultura definitiva y eterna rodeada por los que conformaron su humana familia. Que al final, y eso bien lo sabe el bueno de Parker -Peter, el auténtico- la línea que nos separa de las arañas es tan fina como lo fortuito de recibir su picadura en una inofensiva visita a un laboratorio. Lástima que por más que lo intentemos, ninguna nos conceda tal regalo. Quizás Parker lo hubiese hecho... de habernos atrevido a meter la mano en su terrario, en lugar de chincharla con un palo.
Descanse en paz.


Friday, June 26, 2009

El Rey ha muerto...¡Viva el Rey!


Al Pop se le ha parado el corazón. La frase no es mía, pero es sin duda uno de los titulares más bonitos y emotivos de cuantos hoy 26 de junio de 2009 pueblan las portadas de los periódicos de todo el mundo. Junio, por cierto, otra vez. Algo debe de tener este dichoso mes, y estos sus últimos días, que los más grandes los eligen para dejar este circo lamentable y encaminarse al lugar que merecen sus inolvidables figuras...

Michael Jackson ya es leyenda. Lo fue siempre, desde el principio, cuando daba sus primeros pasos en los escenarios acompañado de sus hermanos, y sorprendía al mundo con una voz privilegiada tocada por la mano de dios. Lo siguió siendo después, ya en solitario, con éxitos irrepetibles en el mundo de la música y récords de ventas millonarios que seguirán vigentes durante mucho tiempo. Y como no podía ser de otro modo, en estos primeros momentos de su ausencia el mito brilla aún con más fuerza si cabe, que las estrellas que salpican el firmamento con su luz alumbran como nunca justo antes de apagarse para siempre.

Los que tuvimos la fortuna de admirarle sabemos bien que su leyenda está y estará siempre suspendida muy por encima de sus escándalos, ésos que intentaron salpicar su historia de forma inútil en la ignorancia de que alguien tan grande es sencillamente inalcanzable. Fueron episodios tristes pero estériles, fatuos ataques movidos por la codicia que trataron de derribar al hombre dinamitando los cimientos del mito, sus convicciones más básicas, atentando justo donde más pudiera dolerle. Pero cuando lo que se busca es sólo dinero, sólo dinero se obtiene, y el artista quedó al margen de todo aquello, su enorme humanidad más allá de toda duda para el que se tome la molestia de intentar comprender al niño que Jacko nunca pudo ser. No se lo permitió un mundo que él acabaría transformando con su genio, pero nunca le guardó rencor por ello, y a cambio sólo le devolvió grandeza en forma de magia -la que a él le sobraba a cada paso, a cada gesto, a cada sonrisa de agradecimiento a la vida que regalaba siempre que tenía la ocasión-.

Cada nuevo trabajo era una obra de arte, cada aparición en público un acontecimiento histórico, y cada concierto una última oportunidad de admirar al hombre que se atrevió a caminar de espaldas sobre la luna. Decir Michael Jackson es revivir parte de nuestra historia, y la mía está salpicada de momentos a los que él puso banda sonora: el directo en Bucarest retransmitido por Los 40 que me acompañó en aquel viaje de vuelta de Baza; los legendarios reportajes en vídeo que devorábamos en verano sobre las mecedoras asidos a una cocacola; los She's Out of My Life a capela; la gastada cinta del Dangerous que sonase tantas veces en el Audi, camino de Alicante... Todos, por cierto, con un denominador común que me hace sentir hoy un poco más triste si cabe -malditas las distancias y la puta madurez-, pero que al tiempo me permitió aprender que a aquel hombre con alma de niño sólo se le podía comprender desde un incondicional sentimiento de admiración y agradecimiento. Lo demás, pese a quien pese, es sencillamente intrascendente.

El jarro de agua fría de su muerte cayó de forma intermitente la pasada medianoche mientras se sucedían rumores mezclados con noticias, y todos nos negábamos a creer que fuese cierto. Aunque alguien que lo conocía mejor que mucha gente -y de quien me resulta imposible no acordarme en estos momentos- siempre dijo que Michael acabaría suicidándose, me resistía a pensar que el final pudiese sobrevenirle de forma tan temprana e inesperada. No ibas muy desencaminado, chaval, a tenor de lo que se cuenta, que si bien su excéntrico corazón estaba a punto de enfrentarse a una gira mastodóntica de esas que sólo él era capaz de regalar al mundo, el sufrimiento durante estos 50 años había ido parejo a las alegrías y los éxitos. Acaso, en última instancia, las verdaderas circunstancias que rodearon su adiós poco puedan importar ya: Michael Jackson, el hombre, nos ha dejado, pero el artista vivirá para siempre en el recuerdo de los que le admiramos.

"...and it cuts like a knife...he's out of our lives..."

Friday, June 05, 2009

...pero rancio, rancio (4): El Autoestopista

Hoy la oferta televisiva en lo tocante a series de importación es abrumadora. Según se mire, hasta podría decirse que la calidad media de las mismas supera a la de la mismísima industria hollywoodiense, que atraviesa una época de escasez de buenas ideas y se vuelca en historias llenas de efectos especiales para atraer a un público cada vez más entregado a las producciones de canales como HBO, Fox o SciFi.
Sin embargo, cuando la parrilla de canales en España se limitaba a dos tristes alternativas de subvención pública, cuando "elegir" era una simple cuestión de disponibilidad de horarios y de pereza a la hora de levantarse del sofá para cambiar de canal, dar con una serie que marcase como lo hizo la que hoy nos ocupa se antojaba una tarea cuanto menos complicada. Y sin embargo ocurría; y ocurría muy a menudo, para ser francos. Puede que la nostalgia que tanto nos gusta enarbolar por aquí tenga mucho que ver, pero gran parte de los recuerdos que las series de los 80 y primeros 90 dejaron en nuestra memoria son de lo más positivos. Empezando por El coche fantástico y acabando con El equipo A, muchas fueron las series que devoramos en una primigenia pleitesía que hoy, tantos años después, se desborda con los Perdidos, Sopranos, Scofields y Bauers de turno.
La cabecera de aquel legendario El Autoestopista, emitida hacia 1984, creo recordar que los viernes noche a horas en que cualquier crío normal habría llevado ya varias horas en la piltra -digo normal, así que el término no me es de aplicación-, es un recuerdo que me retrotrae a un tiempo lejano en que la televisión todavía era un misterio que cada día te obsequiaba con algo nuevo y sorprendente. La serie en sí, una especie de amalgama entre Alfred Hitchcock presenta, Cuentos asombrosos y Autopista hacia el Cielo, se servía del personaje que veis para abrir y cerrar las historias autoconclusivas que narraba en cada episodio, en un tono bastante decadente y sombrío. Lo cierto es que pese a lo precoz en materias audiovisuales del que os habla, no recuerdo mucho más allá del contenido de la misma que esta cabecera rancia rancia que os traigo desde las fosas abisales de Youtube. Lástima no haber dado con la versión española de la misma, que aunque calcadita, contaba con una voz en off para traducir el título que, si no me falla la memoria, prestaba el amigo José Luis Angulo, valedor de Wildwood en labores doblajísticas.


Thursday, April 30, 2009

Independence Day

Hoy es el gran día, acólitos paletiles. Wildwood se independiza. Tras tres años de espacios compartidos en la capital del Reino, llega por fin el momento de dar el gran paso y empezar a disfrutar de ese bien tan escaso hoy día -y más aquí, en esta urbe prohibitiva- que es la intimidad. Lejos quedan ya las sufridas búsquedas de habitación y los cástings tortuosos que casi siempre daban como resultado un "no". Lejos, los sinsabores de la convivencia necesaria, y sus consecuencias en forma de aislamiento voluntario. Comienza una era de decisiones consensuadas sólo con uno mismo, un etapa marcada por el onanismo interior que supone saberse libre de callar y sólo responder con silencio. Llamadlo edad, si queréis, pero entended que esa soledad elegida tan cacareada es necesaria más tarde o más temprano.
La nueva batcueva no es especialmente grande, pero Bilbo no lo era tampoco y por eso su agujero hobbit le venía pequeño a Gandalf. Yo no aspiro a invitar más magos a mi morada que los que aparezcan de cuando en cuando, si se les tercia, para compartir mi espacio asidos a una copa. Esos siempre serán bienvenidos, y las dimensiones del nuevo nido no serán inconveniente alguno. Al contrario, en él siempre tendrá cabida todo el que guste de mi compañía si así lo desea. Y mientras alguno os dejáis caer por la Comarca, yo comenzaré a saborear muy lentamente mi nuevo estado, el de la libertad. Que no vivía preso, pero ansiaba no ver en mi ventana la gruesa reja del aislamiento. Ahora sólo habrá sol.
Mi día de la Independencia particular será desde hoy este uno de mayo día del trabajo, en un simbólico homenaje al esfuerzo que ha supuesto llegar a esta parada en la aventura matritense que comenzó hace ya seis años. Todos debemos dar el salto un día, y el mío acaba de empezar.




Friday, April 24, 2009

El Gran Dictador

Hoy he recordado una escena legendaria en la historia del cine que descubrí para mi sorpresa explorando al enorme Chaplin hace unos años. Pensaba, iluso, que el bueno de Charles no era más que un cómico que se hizo famoso por andar de aquella manera suya, mover el mostacho como lo hacía y firmar películas mudas donde las caídas se alternaban con meriendas de zapatos. Craso error.

El gran dictador, para los que no la conozcan, es una cinta que demuestra justo todo lo contrario, que Chaplin era un hombre comprometido socialmente, una persona consciente de su poder mediático como cineasta que quiso usar su herramienta en pos de un ideal más humano que artístico. Y como manifestación explícita de esa intención, el discurso final: cuatro minutos de mirada impertérrita, gesto tan pétreo como sincero, inflexiones de verdadeo líder de masas que aquí sí suenan convincentes, y un mensaje claro que no deja indiferente. Las palabras de Chaplin -porque son suyas, no del personaje- son un grito al mundo desde el púlpito del celuloide que buscan provocar en el espectador ua reacción frente a las injusticias y la tiranía. Unas palabras, al cabo, que en mi opinión deberían mostrarse cada día en horario de máxima audiencia para que a nadie se le olvide lo que de verdad es importante y lo que no.

Yo hoy pongo mi granito de arena y os las traigo al Corral para que también vosotros os hagáis eco de ellas.


Tuesday, April 14, 2009

My Jack Will Go On


El 15 de abril de 1912, hace la friolera de 97 años, hacia las 2:00 a.m., se hundía la que por entonces fue considerada la mayor estructura móvil jamás construida por el hombre, el Titanic. Me ahorraré los fríos datos relativos a sus medidas, sus características y sus prestaciones, así como toda la parafernalia que rodea aquel trágico viaje entre South Hampton y Nueva York que acabó como todos ustedes ya saben -que si "este barco no podría nunca hundirse", que si "ha sido un placer tocar con ustedes" y bla, bla. Lo que hoy me hace dedicar unas líneas al mítico buque, más allá de todo ello, más allá incluso del legendario "Titanic en vivo" que emitió el Discovery Channel hace una década en un día como hoy, y que servidor pudo disfrutar en directo presenciando un descenso en tiempo real a las profundidades del Atlántico donde el trasto reposa en silencio para goce de freaks de los retro -sí, hasta un barco hundido y herrumbroso me produce placer cuando se rescata de su letargo-, más allá de todo eso, como decía, lo que hoy conmemoramos es la muerte de Jack Dawson. El inefable Jack, sus ojuelos y su marca de varicela al hacer el retrato de la carnosa Kate, y sus cerillicas volando sobre la mesa hasta la mano del malo, mientras se jacta de vivir como un homeless despreciable frente a la jet-set del Titánico -por cierto, el resultado del programilla del que hablaba fue un tanto decepcionante: el barro que mueve un submarinete de esos al llegar al lecho marino es más del que sería deseable.
Pues eso, que uno no puede evitar sentir cierto no sé qué, al pensar que el bueno de Jack se sacrificó por una vacaburra pija y despreciable que no sabía ni escupir sin mancharse el entreteto; la misma vacaburra que ya octogenaria tira una joya de incalculable valor al mar, sin pensar en todo el cirio que han montado esos señores tan majos que la acogen en su carguero para encontrar el dichoso collar. No Jack, nunca debiste dejarla sola en aquel tablón. Cabíais los dos, es cierto, pero aún así, la que debió ahogarse fue ella. Foca insensible. Después de currárselo como un campeón para pasársela por la piedra y tal, venciendo la tentación de hacerse con la halaja hortera, soportando las bobadas de los adinerados palurdos, lo único que Jack sacó en claro fue una hipotermia y un revolcón mal pegao en el asiento de atrás de un Ford Mierda del año el hambre. Porca miseria.
Hoy, el amigo Dawson tendría unos 117 tacos, le calculo. Vamos, un chaval. Y sin embargo, la que se lo pasó teta con "avionsicos", caballos, veleros y demás, fue la espabilada de la Rose Dewitt Bukake ésta (o como coño fuera). No es misoginia amigos, es pura indignación. Yo hoy levantaré mi copa y brindaré por el bueno y el tonto de Jack, ese hombre-carámbano que se hundió junto al barco más famoso de la historia, pudiendo salvarse, por no quitarle hueco en la tabla a la oronda aristócrata que le robó el corazón y, de paso, la vida. Por que cuente, Jack.

Monday, March 30, 2009

Doblajes de película

Se acaba de publicar en Meristation mi reportaje sobre doblajes míticos en el mundo del videojuego. Os invito a pasaros por allí y echarle un vistazo. Como es lógico, uno está contento con su criatura y no puede ser muy objetivo, pero prometo que, aunque sea sólo desde el punto de vista de la curiosidad, no os defraudará.

¡Espero vuestras críticas!



Tuesday, March 24, 2009

Coming soon: NeoBaza's Resurrection 4

Y por fin, tras años de impás, el regreso más esperado. Vuelven Miguel, Arturo, Turbo Templario, Blondie Rach, Pupilo y toda la pesca. El final a una saga que Kojima sólo pudo imaginar se acerca, y esta vez el escenario no podía ser más épico...

De momento podemos disfrutar del teaser, pero su factura es ya sólo cuestión de tiempo. Este 2009 será testigo de la aventura definitiva del DTLD, y en El Corral estaremos muy pendientes de cada nueva noticia que se produzca en torno al título.

Pronto, en los mejores cines (o en los proyectores más afamados), NeoBaza's Resurrection 4.


Friday, March 20, 2009

Monigote Verde

¡Reholas everyone! We're back, y a lo grande. Nos complace presentar en sociedad la nueva sección de videoanálisis de El Corral de Piedra, donde desde hoy podréis encontrar la opinión de los más prestigiosos comentaristas de la prensa especializada del sector del videojuego.

En esta primera entrega, Javier de Pascual, redactor de Meristation, nos desgrana todo lo que podemos esperar de la nueva obra de Epic,
Monigote Verde, un shooter en tercera persona con semáforo que está llamado sin duda a convertirse en un referente dentro del género.

La presentación del título, a la que El Corral pudo asistir en exclusiva, tuvo lugar el pasado 31 de enero en Elche, a las 6 de la mañana, cerca de la plaza del Ayuntamiento, en un evento diferente y bien organizado donde nuestro enviado especial pudo jugar largo y tendido a la nueva aventura de un personaje que acabará convirtiéndose por méritos propios en un icono a la altura de Lara Croft, Chris Redield o Kratos. Con ustedes,
Monigote Verde.


Friday, February 13, 2009

Slumdog Millionaire

EDITO (23/2/2009): Hoy, de madrugada, Slumdog Millionaire se hizo con el Oscar a la mejor película -entre otros galardones-. Era lo que se esperaba, para qué engañarnos, pero el que os habla no puede esconder su decepción. Como dijo el bueno de De Pascual, el puto buenrollismo ha triunfado. Por lo visto, las películas oscuras o deprimentes no tienen cabida en la ceremonia de la sonrisa, la alfombra roja y los comemierdas de la industria hollywoodiense. Qué le vamos a hacer.

No tengo nada en contra del cine que nace fuera de los circuitos comerciales de Hollywood tradicionales. Tampoco es que tenga nada a favor, pero si tuviese que destacar alguna de sus facultades sería, supongo, la originalidad, que suele venir provocada por la nula existencia del yugo de la cifras, los espectadores y los premios que tanto oprimen a las cintas estadounidenses. Y sin embargo, de cuando en cuando, un título nacido en alguno de los muchos países que hacen cine a la sombra del gran gigante americano, consigue colarse entre las obras de la industria del tío Sam acapar
ando los focos de la audiencia.
Tal es el caso de Slumdog Millionaire -o Quién quiere ser millonario-, una película rodada en la India -aunque de factura occidental- que ha visto impulsada su andadura internacional gracias a los premios y nominaciones que, camino de los Oscar, ha ido acumulando. Las críticas que han acompañado su estreno en España han sido mayoritariamente buenas, o muy buenas, y a su llegada a nuestras pantallas se la esperaba ya con cierta expectación con tintes de bombazo de la temporada. La pregunta, una vez visionado el asunto, es si merece la pena tanto como se nos ha dicho. Y la respuesta, al menos la mía, es no. Así, sin vaselina ni nada. Tal cual.
Muchos podrán decir "ya está Wildwood otra vez rajando de una peli borderline", pensando que sus orígenes "bollywoodienses" han tenido algo que ver en mi criterio. Pero a poco a se paren a pensar, observarán que uno no se gasta la burrada que cuesta hoy día el cine en Madrid si no cree que lo que va a ver, sea de donde sea, merece la pena. Dicho lo cual, habría que pasar a argumentar las razones que me llevan a concluir semejante veredicto, muchas de las cuales tienen que ver sencillamente con la excusa argumental que teje la trama. El concursito de marras, añejo ya en España -y, que me conste, de un éxito relativo en nuestro país-, parece un ardid demasiado facilón para contar la historia de unos niños/jóvenes de Bombay que se ven obligados a vivir en la miseria y salir adelante en un país superpoblado y súper pobre, a partes iguales. Y es que aunque esa misma narración de la infancia de los protas puede resultar interesante, entretenida y hasta ilustrativa desde lo social, el marco en que se inscribe le resta fuerza al conjunto hasta caer en lo insulso y alejarnos de un empujón de lo que debería ser importante en una cinta como ésta, llena de fotografías culturales que podrían acercar la ficción al documental.
La dirección técnica es buena -planos, fotografía, agilidad narrativa...-, la banda sonora interesante -con sus temas indo-pop y todo-, y la interpretación de los actores es notable en líneas generales... pero al final poco importa todo eso si lo que cuentas no tiene gancho. Y el mucho o poco gancho que la peli pueda acumular según avanzan los minutos desaparece de golpe en el último tramo de la misma. No sé por qué, pero el desenlace es de lo más ramplón, irreal y carente de sentido que he visto recientemente -y me da igual que el libro en el que se basa la obra acabe de igual manera-. No se justifica teniendo en cuenta el resto de la historia, y de ninguna manera puede hacerse la vista gorda cuando durante toda la película se nos ha ido preparando para la traca final. Ya, habrá quien diga que si triunfa el amor, que si el dinero no es lo importante, que si sólo el honor y la familia merecen la pena en todo esto... pero a mi no me basta. No se nos puede vender una moto y al ir llegando a nuestro destino darnos cuenta de que montamos un burro. Eso no vale, caca.
Si una historia funciona durante hora y media larga, no la conviertas en una estupidez sin sentido en los últimos veinte minutos. Claro, que si necesitas una excusa como el programa del Sobera pero en indio y con mala leche para contar algo que podría haberse aguantado de por sí, tampoco puedes quejarte luego del resultado...
Supongo, para acabar, que lo que más me repatea es que se le haya dado tanto bombo a una película ramplona y del montón -Cometas en el cielo le mete varias patadas y son similares en forma y espíritu, por ejemplo-, y que algo así amenace con ser la triunfadora en todos los premios al cine del año en curso. Eso, y la puñalada bollywoodiense que se marcan al final del final, cuando crees que lo peor ya ha pasado, y tienes que soportar por vergüenza torera a que la peña te vea irte de la sala antes de que se apague el proyector, la performance inconexa con baile multitudinario que tanto les gusta a estos indios tan salaos. Tan justificada, claro, como el concurso, el desenlace y todo lo demás... God save The Dark Knight!




Monday, February 09, 2009

Atentado en Campo de las Naciones

Crónica de sucesos del 9 de febrero de 2009. Hora, 08:24 de la mañana. Salgo como cada lunes del metro en la estación de Campo de las Naciones. La temperatura es fría, los repartidores de periódicos gratuitos me entregan el Qué! y miro el reloj del móvil para asegurarme de que no voy tarde. Un helicóptero de la policía sobrevuela el lugar. Curioso, a esas horas.
Apenas cruzo el paso de peatones para enfilar la Avenida de la capital de España, Madrid, una compañera de Berlitz me da el alto: "No sigas" dice, "está todo cortado. Han dado un aviso de bomba y no se puede llegar a Endesa". Perplejo, mando un sms a mi alumna y le pongo al corriente del tema. Una amiga de la compi se nos une a la improvisada tertulia, y decidimos hacer algo de tiempo mientras se aclara si todo es una falsa alarma en un bar cercano, tomando un café.
La televisión del bar aún no dice nada de lo que ocurre, pero afuera centenares de personas que no han podido llegar a su lugar de trabajo se arremolinan en las calles
aledañas a la zona acordonada y murmullan entre miradas nerviosas sobre el asunto. Salgo del bar a por pasta al cajero, y a la vuelta algunas personas andan prestan en dirección contraria, diciendo que la policía les aconseja alejarse. Dentro del bar, la gente desayuna en la algarabía general de un local que hace su agosto con cafés y cortados en pleno febrero. Y de pronto el boom.
Son las 9 de la mañana, minuto arriba, minuto abajo. El estruendo hace temblar las cristaleras del bar y la estructura del edificio, como un siniestro final de mascletá que por inesperado provoca las carreras del personal al exterior. Los segundos posteriores son todo caos. La columna de humo, a escasos 200 metros es perfectamente visible desde la puerta del local, y la gente corre a resguardarse en dirección contraria, hacia la boca de metro. La línea 8 está interrumpida, y encontrar un taxi es imposible. Ante el rumor creciente de que que la policía anda buscando un segundo artefacto, nos decidimos a cruzar el parque Juan Carlos I en busca de otra boca de metro. Tras una caminata helada durante u
n par de km llegamos a Alameda de Osuna, y volvemos a casa.
El parte de bajas es cero, pero la bizarra situación vivida esta mañana de lunes que debería haber sido cualquier cosa menos movida sólo invita a una reflexión: mientras siga habiendo gente suelta como ésta por ahí, respirar tranquilos en la rutina de nuestros días será imposible. Si quieren hacerse oir, que se compren un megáfono. Y que a los demás nos dejen en paz.




Thursday, February 05, 2009

Veinte Meripodcasts...

...y más de 10.000 oyentes semanales. Sí, amigos, sí. Más de 10.000 fieles seguidores que cada martes se nos unen con cada nueva entrega del que es sin duda el podcast en español sobre videojuegos más importante del "whole world". Sólo pensarlo asusta.
Y ojo, que no lo digo yo; los datos vienen aportados de forma objetiva por las cifras de descarga que arroja el servidor donde se aloja el programa semana a semana. La noticia nos era revelada recientemente y nos dejaba a todos los que hacemos el programa tan perplejos como felices y orgullosos. Si, además, a eso sumamos que el Meripodcast es ya desde hace un tiempo líder total de descargas en iTunes en su sector, por encima de otros espacios también dedicados al mundillo de reconocido prestigio, y que un último dato del portal de descargas de Apple nos colocaba en el puesto número 13 de cualquier tipo de podcast en España (a sólo 5 puestos de Carrusel Deportivo), podéis imaginar cómo nos sentimos los que hemos dedicado tantos esfuerzos a hacer de este programa algo digno del marco en el que todos los martes aparece: Meristation.
Cuando empezamos, allá por septiembre, redacté otro post es el que hablaba de la ilusión que suponía heredar un puesto como el de conductor de un programa que ya la primera temporada había gozado de un contrastado éxito gracias a la gran labor de los que por entonces eran sus componentes, y de la responsabilidad que sabía significaba semejante tarea. Aquella primera entrega de la segunda temporada pecaba de falta de experiencia en muchos sentidos, pero desde luego no andaba exenta de ganas y talento. La muestra, diecinueve programas después, es la apabullante cifra que hoy conocemos y, sobre todo, los comentarios de todos los foreros y oyentes que semana a semana inundan el foro del programa con sus agradecimientos, ánimos, críticas y elogios... Es ese feedback el que nos hace sentirnos plenos con esta actividad tan gratificante porque, al final, no deja de ser una reunión de amigos que quieren pasarlo bien hablando de lo que más les gusta, para que otros lo pasen al menos tan bien como ellos escuchándoles.
Desde aquí, un enorme abrazo para todos los que nos seguís cada martes, y un gracias más grande todavía al equipazo de compañeros que todos los ****** noche me permiten gozar de sus conocimientos y su buen rollo, de los que tanto se aprende, y con los que tan bien se pasa. Por mi parte, sólo prometer que esto no es más que el principio, y que seguiré dando el 100% para que el Meripodcast crezca un poco más con cada edición.

PD: Si todavía no disfrutáis con esta hora y pico de radio semanal, estáis tardando. Como locos a Meristation, y a descargar el asunto. Ea.

Friday, January 23, 2009

LOST (Perdidas)

El miércoles pasado comenzó en los USA la quinta temporada de Perdidos, un acontecimiento que cada año supone un punto de inflexión para los que consideramos la serie de J. J. Abrams como lo más grande que se ha emitido nunca en televisión (con permiso de Los Simpson). El colmo del frikismo en el caso del que os habla es que, además de la espera anual a la que hago referencia, suelo sumarle un par de meses mas de nervios y desesperación,que son los que separan el estreno USA del lanzamiento de la temporada doblada en España. Y es que aunque no dudo de lo maravilloso que debe ser disfrutar de Jack, Locke y compañía en su lengua mater, para un servidor no sería lo mismo sin los Beteta, Mas, Aguilar, y el resto de enormes actores que dan vida en cervantino castellano a los héroes de la isla.
Lo que hoy os traigo aquí, amigos, es el sentido homenaje que hace unos meses dedicidimos dedicar a la mítica serie unos cuantos "chalaos" siempre dados a embarcarnos en aventuras paródicas de distinto pelaje. Era verano, eran vacaciones, y creímos que no había mejor forma de invertir nuestro tiempo que recreando nuestra particular visión del fenómeno Lost para uso y disfrute del personal. Un reparto más o menos inspirado en los parecidos que los amigos de El Corral puedan tener con los protas de la serie; un guión mitad basado en acontecimientos reales, mitad original y ex profeso; localizaciones de lo más alicantinas para un mundo situado en pleno Pacífico... y é voi-lá: Perdidos. O Perdidas, que la gracieta final del corto inspira el cambio de género en una licencia traductológica que espero sepan perdonar a este licenciado en Filología Inglesa, consciente de que el vocablo apropiado no es el que es. Vamos, que veáis el corto, y disfrutéis con él. No tiene desperdicio.
!Ah! Y tened en cuenta, al menos los más severos, que este tipo de cosas no van más allá del ámbito privado, por lo que su presupuesto es nulo, y el esfuerzo, tanto en tiempo como en medios (también interpretativos), es escaso. Lo importante es el proceso, y un resultado la mar de entrañable, que pese a lo serio del planteamiento, provoca la hilaridad por la mera caricatura que supone. Ea, a darle al play.

PD: Por cierto, si cuando empiece la reproducción, pulsáis el botón HQ que aparece en la parte inferior derecha de la pantallita, podréis disfrutar de imagen en alta calidad. Y la diferencia es notable.

PARTE 1


PARTE 2

Friday, January 09, 2009

Año de nieves...

Casi en tiempo real, fotos frescas, frescas -y nunca mejor dicho- de la capital del Reino en este 9 de enero de 2009 que pasará a la historia como el día en que Madrid amaneció con quitanieves y saladoras por sus calles más céntricas. No se recordaba algo similar desde dios sabe cuándo, y el que esto firma sólo había visto nevar en la capi de forma lejanamente similar en un ya lejano mes de febrero de 2005. Disfrutad de las instantáneas, amiguetes.

Y por cierto, feliz 2009 a todos.

Mi calle

Mi casa