Friday, February 11, 2011

1000 razones para amar los sábados

Pasar toda una tarde en el Chispas con veinte duros. Los madrugones para echar una pachanga en la Ciudad Deportiva. La latica de después. Los piques al Tekken. La Patraña X. Las visitas a Ateneo. Ir al cine en familia... y quedarse al siguiente pase para ver el principio de la peli. Rebuscar ofertas imposibles de juegos desconocidos en Simago. Ir a buscar a mi padre al curro. La espera del cierre jugando al Sonic y el The Last Duel de Megadrive. Las cenas en el campo de la tía en verano. Y las partidas de ping pong. Y los chistes hasta las tantas de la noche... Quedar para salir: el Dum-Dum, Golf, Don Chupito, Calabozo, El Cuervo, D'Café, Santa Fé, 1492, Torre Europa, Malasaña... El juego del duro. Los botellones en el campo de fútbol. Y los del castillo. Y los mil en mil sitios de Madrid. Y los mil en el salón de casa. La manita al Barça de aquel 6 enero. Los partidos de Canal 9. Repartir el último pedido del día en la tienda. Comer en el salón con la ventana abierta, todos, deslumbrados por un sol que nunca habrá de repetirse. Jugar a "los dos botes" en el frontón de la Ciudad Deportiva. Levantarse a la mil. Las noches en Santa Pola, cuando todo era aún posible. Ver cómo entrenan en el pabellón, cocacola en mano. Espiar, cuando los mayores dormían, en el Azorín. Y allí también, batirse en duelo, dos para dos, a oscuras en la pista de futbito. Salir al balcón del Míguel a escondidas, de madrugada, y sentirse importante. Los viajes a la Aldea. Las noches en la Aldea. Ir de carrileo, como putos delincuentes del todo a 100. Llegar al pueblo con un Audi. Irse a vacilar en un Montego con el himno del Madrid a tope y las ventanillas bajadas. Ver volver a tus padres a las tantas, felices... felices de verdad. Las visitas sorpresas del tío. Flipar oyendo a los mayores de tertulia tras la cena, en el salón, apoyado en el mantel de hule azul. No hacer absolutamente nada. La playa del Altet. "Na, Bryant". El regreso tras la espera, y la parada en la Casa Calvo. Escuchar Strangers in Moscow dentro del coche en Barrax. Tratar de no olvidar por todos los medios el título de Aguas Preciosas, y a David Arkenston, su autor. Cenar en casa de los abuelos. Ir a pintar figuras de Mithril a Akelarre con Clement. Los partidos del Deycu, en los Salesianos. Oír las batallas de tu padre con el Capitán Garfio en el balcón de Fray Pedro Balaguer, sobre sus rodillas, a las tantas de la noche, y no ser consciente de lo increíblemente maravilloso que era aquel momento... Sentirse vivo. Valorar el trabajo. Desear que el tiempo se detenga. Aquel día después del primer encuentro. Los viernes. Vosotros...
Pero sobre todo, sentarse a vomitar esta amalgama de recuerdos, y saber que se te quedan otras mil razones más en el tintero...

Wednesday, February 02, 2011

No shadow, spring is near!

¡Arriba excursionistas! Y no olvidéis los descansos, porque hoy hace frío... ¡mucho frío! Hace frío todos los días, ¿dónde te creías que estabas? ¿En Miami?...
¡Ah! Cuántas veces hemos escuchado ese maravilloso diálogo en esa maravillosa película protagonizada por el maravilloso Bill Murray, y cuántas nos quedan por escucharlo... Cuántas mañanas, además, éste que os hablá se levantó al son del I got you babe de Sony & Chere durante esos dos oscuros -laboralmente hablando- años en el sector del automóvil... Y cuántas veces nos hemos preguntado qué diantres es en realidad esa tradición tan cojonudamente surrealista que tiene lugar hoy, 2 de febrero, en Punxsutawney, Pennsylvania.
Ya saben, esos señores ataviados a lo Tip y Col, con sus sombrerazos rollo Profesor Layton, ese tocón/casa en medio de Gobblers Knob -el "parque municipal" del pueblo-, miles de curiosos y entusiastas seguidores del evento -y muy probablemente del Partido Republicano-, cámaras, fotógrafos... y el alma de la fiesta, la marmota Phil. El representante de la autoridad se acerca a su morada, toca a la puerta con su bastón -hay que ser educado siempre, aunque lo que haya al otro lado sea una rata enorme y horrible a la que le importamos una mierda, cual si comerciales de MedTelecom fuéramos en las Barranquillas-, abre la cancela, saca al aturdido bicho de su agujero, se lo acerca a la oreja -cuando lo propio sería acercárselo a la nariz y asegurarse de que huele a lo que parece, a cuco-, y tras el paripé de turno, el veredicto: hoy, 2 de febrero de bla bla, Punxsutawney Phil, pronosticador de pronosticadores, se levantó de mala gana, etc etc, y vio o no su sombra, en función de lo cual el invierno se alargará más de lo previsto este año, o gozaremos por el contrario de una primavera temprana.
Sinceramente, no entiendo muy bien cómo funciona el asunto, o si efectivamente la marmota parla la lengua de Shakespeare y se comunica con los doctos paletos del tablao con sus susurros de ratica, pero acaso todo eso sea lo menos importante -si tienen curiosidad por entender bien el porqué de la fiesta, sus orígenes e incluso ver un video de cómo este año el bueno de Phil ha anunciado una pronta primavera, puedeb hacerlo en la web oficial del pueblo-. Lo que realmente cuenta, aquello por lo que la fiesta nos ha llegado tanto a tantos, y por lo que al menos yo querría visitar sí o sí Punxsutawney en mi próxim viaje a los "esteits", es porque la sola posibilidad de pernoctar la jornada previa en uno de sus moteles y despertar desde ese momento en el mismo día gris y mágico una y otra vez resulta, sencillamente, seductoramente apasionante.
Hoy llegué tarde, pero el próximo año no pienso perderme la conexión en vivo que en la susodicha web se hace del evento para goce y disfrute del personal, doquiera los fans de Phil y sus acólitos rednecks se encuentren. Ya viví la inenarrable experiencia de bajar al Titanic en directo hace unos años gracias al Discovery Channel, entre horribles masas de cieno suspendido que lo envolvían todo y que prácticamente hacían imposible apreciar si quiera la proa más famosa de todos los tiempos, y quiero apuntar en mi libro de recuerdos frikis un nuevo milestone que contar cuando lleguen los ociosos días de la vejez a mis nietos -o a los nietos de algún otro, que igual da, y no está clara la cosa de la descendencia, en estos tiempos-. "Yo lo vi, sí. Yo vi cómo la marmota Phil jugaba a ser Rappel rodeada de iletrados ciudadanos americanos...". Quién sabe, después de cerrar rojadirecta.com, los amigos yankis pueden hacer lo propio con cualquier web que retransmita eventos en directo, ya sea fútbol, partidas de snooker, o a una bola de pelo con cara de póker zarandeada por un grupo de anacrónicos vejestorios en la calebración yanki-aún-no-importada-a-España de más apego en esta orilla de frikilandia...