Friday, February 13, 2009

Slumdog Millionaire

EDITO (23/2/2009): Hoy, de madrugada, Slumdog Millionaire se hizo con el Oscar a la mejor película -entre otros galardones-. Era lo que se esperaba, para qué engañarnos, pero el que os habla no puede esconder su decepción. Como dijo el bueno de De Pascual, el puto buenrollismo ha triunfado. Por lo visto, las películas oscuras o deprimentes no tienen cabida en la ceremonia de la sonrisa, la alfombra roja y los comemierdas de la industria hollywoodiense. Qué le vamos a hacer.

No tengo nada en contra del cine que nace fuera de los circuitos comerciales de Hollywood tradicionales. Tampoco es que tenga nada a favor, pero si tuviese que destacar alguna de sus facultades sería, supongo, la originalidad, que suele venir provocada por la nula existencia del yugo de la cifras, los espectadores y los premios que tanto oprimen a las cintas estadounidenses. Y sin embargo, de cuando en cuando, un título nacido en alguno de los muchos países que hacen cine a la sombra del gran gigante americano, consigue colarse entre las obras de la industria del tío Sam acapar
ando los focos de la audiencia.
Tal es el caso de Slumdog Millionaire -o Quién quiere ser millonario-, una película rodada en la India -aunque de factura occidental- que ha visto impulsada su andadura internacional gracias a los premios y nominaciones que, camino de los Oscar, ha ido acumulando. Las críticas que han acompañado su estreno en España han sido mayoritariamente buenas, o muy buenas, y a su llegada a nuestras pantallas se la esperaba ya con cierta expectación con tintes de bombazo de la temporada. La pregunta, una vez visionado el asunto, es si merece la pena tanto como se nos ha dicho. Y la respuesta, al menos la mía, es no. Así, sin vaselina ni nada. Tal cual.
Muchos podrán decir "ya está Wildwood otra vez rajando de una peli borderline", pensando que sus orígenes "bollywoodienses" han tenido algo que ver en mi criterio. Pero a poco a se paren a pensar, observarán que uno no se gasta la burrada que cuesta hoy día el cine en Madrid si no cree que lo que va a ver, sea de donde sea, merece la pena. Dicho lo cual, habría que pasar a argumentar las razones que me llevan a concluir semejante veredicto, muchas de las cuales tienen que ver sencillamente con la excusa argumental que teje la trama. El concursito de marras, añejo ya en España -y, que me conste, de un éxito relativo en nuestro país-, parece un ardid demasiado facilón para contar la historia de unos niños/jóvenes de Bombay que se ven obligados a vivir en la miseria y salir adelante en un país superpoblado y súper pobre, a partes iguales. Y es que aunque esa misma narración de la infancia de los protas puede resultar interesante, entretenida y hasta ilustrativa desde lo social, el marco en que se inscribe le resta fuerza al conjunto hasta caer en lo insulso y alejarnos de un empujón de lo que debería ser importante en una cinta como ésta, llena de fotografías culturales que podrían acercar la ficción al documental.
La dirección técnica es buena -planos, fotografía, agilidad narrativa...-, la banda sonora interesante -con sus temas indo-pop y todo-, y la interpretación de los actores es notable en líneas generales... pero al final poco importa todo eso si lo que cuentas no tiene gancho. Y el mucho o poco gancho que la peli pueda acumular según avanzan los minutos desaparece de golpe en el último tramo de la misma. No sé por qué, pero el desenlace es de lo más ramplón, irreal y carente de sentido que he visto recientemente -y me da igual que el libro en el que se basa la obra acabe de igual manera-. No se justifica teniendo en cuenta el resto de la historia, y de ninguna manera puede hacerse la vista gorda cuando durante toda la película se nos ha ido preparando para la traca final. Ya, habrá quien diga que si triunfa el amor, que si el dinero no es lo importante, que si sólo el honor y la familia merecen la pena en todo esto... pero a mi no me basta. No se nos puede vender una moto y al ir llegando a nuestro destino darnos cuenta de que montamos un burro. Eso no vale, caca.
Si una historia funciona durante hora y media larga, no la conviertas en una estupidez sin sentido en los últimos veinte minutos. Claro, que si necesitas una excusa como el programa del Sobera pero en indio y con mala leche para contar algo que podría haberse aguantado de por sí, tampoco puedes quejarte luego del resultado...
Supongo, para acabar, que lo que más me repatea es que se le haya dado tanto bombo a una película ramplona y del montón -Cometas en el cielo le mete varias patadas y son similares en forma y espíritu, por ejemplo-, y que algo así amenace con ser la triunfadora en todos los premios al cine del año en curso. Eso, y la puñalada bollywoodiense que se marcan al final del final, cuando crees que lo peor ya ha pasado, y tienes que soportar por vergüenza torera a que la peña te vea irte de la sala antes de que se apague el proyector, la performance inconexa con baile multitudinario que tanto les gusta a estos indios tan salaos. Tan justificada, claro, como el concurso, el desenlace y todo lo demás... God save The Dark Knight!




Monday, February 09, 2009

Atentado en Campo de las Naciones

Crónica de sucesos del 9 de febrero de 2009. Hora, 08:24 de la mañana. Salgo como cada lunes del metro en la estación de Campo de las Naciones. La temperatura es fría, los repartidores de periódicos gratuitos me entregan el Qué! y miro el reloj del móvil para asegurarme de que no voy tarde. Un helicóptero de la policía sobrevuela el lugar. Curioso, a esas horas.
Apenas cruzo el paso de peatones para enfilar la Avenida de la capital de España, Madrid, una compañera de Berlitz me da el alto: "No sigas" dice, "está todo cortado. Han dado un aviso de bomba y no se puede llegar a Endesa". Perplejo, mando un sms a mi alumna y le pongo al corriente del tema. Una amiga de la compi se nos une a la improvisada tertulia, y decidimos hacer algo de tiempo mientras se aclara si todo es una falsa alarma en un bar cercano, tomando un café.
La televisión del bar aún no dice nada de lo que ocurre, pero afuera centenares de personas que no han podido llegar a su lugar de trabajo se arremolinan en las calles
aledañas a la zona acordonada y murmullan entre miradas nerviosas sobre el asunto. Salgo del bar a por pasta al cajero, y a la vuelta algunas personas andan prestan en dirección contraria, diciendo que la policía les aconseja alejarse. Dentro del bar, la gente desayuna en la algarabía general de un local que hace su agosto con cafés y cortados en pleno febrero. Y de pronto el boom.
Son las 9 de la mañana, minuto arriba, minuto abajo. El estruendo hace temblar las cristaleras del bar y la estructura del edificio, como un siniestro final de mascletá que por inesperado provoca las carreras del personal al exterior. Los segundos posteriores son todo caos. La columna de humo, a escasos 200 metros es perfectamente visible desde la puerta del local, y la gente corre a resguardarse en dirección contraria, hacia la boca de metro. La línea 8 está interrumpida, y encontrar un taxi es imposible. Ante el rumor creciente de que que la policía anda buscando un segundo artefacto, nos decidimos a cruzar el parque Juan Carlos I en busca de otra boca de metro. Tras una caminata helada durante u
n par de km llegamos a Alameda de Osuna, y volvemos a casa.
El parte de bajas es cero, pero la bizarra situación vivida esta mañana de lunes que debería haber sido cualquier cosa menos movida sólo invita a una reflexión: mientras siga habiendo gente suelta como ésta por ahí, respirar tranquilos en la rutina de nuestros días será imposible. Si quieren hacerse oir, que se compren un megáfono. Y que a los demás nos dejen en paz.




Thursday, February 05, 2009

Veinte Meripodcasts...

...y más de 10.000 oyentes semanales. Sí, amigos, sí. Más de 10.000 fieles seguidores que cada martes se nos unen con cada nueva entrega del que es sin duda el podcast en español sobre videojuegos más importante del "whole world". Sólo pensarlo asusta.
Y ojo, que no lo digo yo; los datos vienen aportados de forma objetiva por las cifras de descarga que arroja el servidor donde se aloja el programa semana a semana. La noticia nos era revelada recientemente y nos dejaba a todos los que hacemos el programa tan perplejos como felices y orgullosos. Si, además, a eso sumamos que el Meripodcast es ya desde hace un tiempo líder total de descargas en iTunes en su sector, por encima de otros espacios también dedicados al mundillo de reconocido prestigio, y que un último dato del portal de descargas de Apple nos colocaba en el puesto número 13 de cualquier tipo de podcast en España (a sólo 5 puestos de Carrusel Deportivo), podéis imaginar cómo nos sentimos los que hemos dedicado tantos esfuerzos a hacer de este programa algo digno del marco en el que todos los martes aparece: Meristation.
Cuando empezamos, allá por septiembre, redacté otro post es el que hablaba de la ilusión que suponía heredar un puesto como el de conductor de un programa que ya la primera temporada había gozado de un contrastado éxito gracias a la gran labor de los que por entonces eran sus componentes, y de la responsabilidad que sabía significaba semejante tarea. Aquella primera entrega de la segunda temporada pecaba de falta de experiencia en muchos sentidos, pero desde luego no andaba exenta de ganas y talento. La muestra, diecinueve programas después, es la apabullante cifra que hoy conocemos y, sobre todo, los comentarios de todos los foreros y oyentes que semana a semana inundan el foro del programa con sus agradecimientos, ánimos, críticas y elogios... Es ese feedback el que nos hace sentirnos plenos con esta actividad tan gratificante porque, al final, no deja de ser una reunión de amigos que quieren pasarlo bien hablando de lo que más les gusta, para que otros lo pasen al menos tan bien como ellos escuchándoles.
Desde aquí, un enorme abrazo para todos los que nos seguís cada martes, y un gracias más grande todavía al equipazo de compañeros que todos los ****** noche me permiten gozar de sus conocimientos y su buen rollo, de los que tanto se aprende, y con los que tan bien se pasa. Por mi parte, sólo prometer que esto no es más que el principio, y que seguiré dando el 100% para que el Meripodcast crezca un poco más con cada edición.

PD: Si todavía no disfrutáis con esta hora y pico de radio semanal, estáis tardando. Como locos a Meristation, y a descargar el asunto. Ea.