Tuesday, December 12, 2006

The Origin


Corria el 1991. Éramos jóvenes e inexpertos, poco exigentes y muy impresionables. Lo más cercano a un videojuego que habíamos visto era la Master System del Vera y el Spectrum del Aricho. Aquella Navidad la tecnología redactó nuestras cartas a los Reyes con ceros y unos por primera vez... y la leyenda dio comienzo.
Cuando la mañana del 6 de enero del 92 descubrimos boquiabiertos que en lugar de la máquina de 8 bits de Sinclair, los "magos" nos habían dejado algo blanco y deslumbrante con monitor a todo color y joypad "de los de consola", casi no dábamos crédito. Aún resuena en mis oídos la música del mítico Burning Rubber a todo trapo, y reviven mis dedos el tacto duro y sufrido de la cruceta del pad. El regreso a casa después de la clásica visita de rigor a los tíos y abuelos del día de reyes nunca había sido tan deseado.
Echando la vista atrás, después de tantos años, veo con claridad que ahí tuvo también su inicio nuestra fiebre coleccionista. Los juegos se amontonaban en cajas de zapatos y cajones, los grabados recibían improvisadas carátulas artesanas (oh, que gran placer poder grabar un juego con un simple casette de doble pletina... si es que funcionaba luego, claro)... y el BASIC nos daba alas para la creación de minimalistas aventuras conversacionales. Regreso al Futuro 2 (gloriosa intro a media carga) fue el primero de una larga lista que se vería continuada por clásicos de la talla de Golden Axe (dios salve Pirata's Shop) y su genial banda sonora, WWF, Pit Fighter, Robocop o las Tortugas Ninja 2 (cima gráfica de la máquina de Amstrad)...entre otros muchos.
Poco importaban los eternos minutos de espera entre fases, o la brusquedad del scroll, o los inexistentes efectos sonoros. Eran tiempos grandes, porque todo era virgen, y cada nuevo sprite era una sorpresa gráfica que disfrutar.
Su final, como casi todos los finales, fue injusto. La culpa es nuestra, y nunca me lo perdonaré lo suficiente. Algún bastardo munereño debe tenerlo acumulando polvo en un armario, pero yo quiero creer que nuestro 464+ sigue vivo, cargando juegos a cascoporro en algún escritorio de pino claro, haciendo disfrutar como ninguna máquina lo ha hecho a otros chavales imberbes que den sus primeros pasos en esto de los videojuegos.

1 comment:

Némesis said...

Casi me haces llorar Jonnhy, pero yo aún conservo el Spectrum, no como Mollá, que lo arrojó a un vertedero... Ah!, esos actos revelan nuestra condición humana!