Sunday, February 07, 2010

Salamanca, we got a problem


La Catedral Vieja y la Catedral Nueva. El conjunto arquitectónico que conforman las dos edificaciones más conocidas de Salamanca -con permiso de la puerta de la Universidad, su labrado plateresco y su rana-, se remonta a principios del siglo XII para la primera de ellas, y al XVI para la segunda. Sus desarrollos se vieron prolongados en ambos casos en torno a los 200 años, y el resultado final descubrió una descomunal acumulación de piedra en la que se aprecian a la perfección dos estilos emparentados pero distintos, entrelazados maravillosamente en sus zonas comunes, pero independientes en lo funcional.
El incipiente gótico, aún desperezándose del simplista románico que había gobernado durante tanto, viste a la Catedral Vieja de nuevas formas, esbozo de lo que elevaría la Nueva hasta la categoría de ejemplo, manteniendo muchas de las características que el estilo anterior impuso, reflejadas especialmente en las partes cuya construcción se acometiera primero -las columnas pensadas para una bóveda de cañón-, mutando más tarde en partes adaptadas a un estilo que multiplicaría la belleza plástica de las enormes construcciones catedralicias hasta el infinito.
La Catedral Nueva, apoyada parcialmente sobre el muro exterior izquierdo de la Vieja -que vio así reducida su nave siniestra por necesidades de diseño-, surge como solución al notable aumento en la población que vive la ciudad en el siglo XV, sobretodo por la influencia de su Universidad. Aunque en un primer momento se barajó la idea de eliminar el viejo templo, finalmente se mantuvo, incorporándolo al nuevo, utilizándose su campanario para la construcción de la actual torre, imponente, parcialmente destruida por el terremoto que asolase Lisboa en el siglo XVIII pero reconstruida luego, y visitable hoy, en un tour que da una idea más precisa de lo titánico de semejantes edificaciones -ríete tú de las moles de acero y hormigón actuales.
Y entre las gárgolas -oh, las gárgolas-, retablos, relieves con motivos religiosos de toda índole, santos, apóstoles, contrafuertes, arbotantes y caprichosas formas que se deslizan en puertas y fachadas... un anacronismo. Un detalle insólito, oculto entre la ominosa proliferación de motivos que circundan las distintas puertas del templo, que se deslizan a borbotones en torno a los enormes accesos a las galerías interiores y sus capillas. Una figura que no debería estar ahí, y que sin embargo ahí está, sujeta a la piedra a escasos dos o tres metros del suelo, a la izquierda de la conocida como Puerta de Ramos, desafiando la lógica del visitante no iniciado, que espera encontrarse cualquier cosa menos eso en un templo como éste. La escafandra, los tubos y las botas le delatan... Sí, es lo que parece. Y hasta que averigüé el motivo que se esconde tras de su absurda, misteriosa e imposible presencia, admito que me quedé tan perplejo como ustedes.


No comments: