Friday, December 14, 2007

Sesenta años de leyenda


Fue un 14 de diciembre, allá por 1947. Tal día como hoy, sesenta años atrás, se inauguraba el que sería escenario de algunos de los momentos más memorables de la historia del mejor club del siglo XX. Su templo, su teatro de los sueños, la gran Catedral Blanca. Nacía el Santiago Bernabéu.

La trascendencia del Real Madrid es indivisible del marco incomparable que desde entonces acogería muchas de sus proezas. Irrepetibles remontadas, finales para el recuerdo, goles imposibles, y sobretodo, emociones. Los que desde aquel Os Belenenses-Real Madrid han llenado noche tras noche, tarde tras tarde, el por entonces conocido como Nuevo Chamartín lo saben bien. Sus gradas han hervido con miles de gargantas cantando en un solo grito las hazañas de su equipo. Miles de almas han contagiado a la suya durante sesenta años, y lo han convertido en un mito, en un escenario mágico que impresiona sólo de nombrarlo. Incluso vacío, el Bernabéu impone: su silencio es como el sueño de una bestia que descansa en espera de un nuevo enfrentamiento, como un susurro quedo en medio de un universo que nunca cesa, como si el eco silencioso de su historia nos observase desde las alturas...

Don Santiagio Bernabéu lo hizo posible. En 1944 el Gran Hombre Blanco adquirió por dos millones de pesetas los terrenos donde hoy se erige la enorme mole madridista. Como en tantos otros asuntos, el presidente Bernabéu fue todo un visionario. Suyo es también el mérito de la creación de la máxima competición europea a nivel de clubes, y gracias a su enorme capacidad de anticipación supo adivinar cuál sería la importancia futura de una vía, la Castellana, que por aquel entonces era sólo una Cañada Real al este de la cual se extendían poco habitadas zonas silvestres. Hoy el paseo de la Castellana es una de las arterias principales de la capital, si no la más importantes, que a su paso por la zona de Chamberí dirección Cuzco sorprende al despistado visitante con una de las estampas más imponentes de cuantas ofrece la Villa y Corte matritense. Allí se levanta el estadio Bernabéu, orgulloso, impasible, tan entroncado con el pasado de la ciudad, y a la vez tan modernamente urbano, casi como un edificio de oficinas que aspirase a ser considerado monumento. Si tal cosa fuera posible.

Dar a luz semejante obra tuvo un coste de 37 millones de pesetas de la época. Una nimiedad visto desde el presente que sin embargo supuso un colosal esfuerzo para las arcas blancas, recompensado eso sí a todas luces,con los éxitos que tal marco acogería de forma ininterrumpida desde aquel día. Sucesivas remodelaciones y ampliaciones convertirían aquel primer estadio en la magnífica obra que hoy conocemos, que en su momento cumbre en cuanto a capacidad (desde 1954 hasta la incorporación definitiva de asientos en todas las zonas del campo a mediados de los noventa) llegaría a albergar a 125.000 gargantas ansiosas de triunfo.

Hoy, sesenta años después de aquel primer encuentro, el Bernabéu continúa tan espléndido como siempre. La UEFA lo acaba de incorporar a su lista de estadios 5 estrellas, con lo que a buen seguro pronto veremos una final de Copa de Europa -así es como siempre debió llamarse- en su escenario, y la afición blanca sigue acudiendo en masa cada domingo a sus gradas para presenciar uno de los espectáculos más impresionantes que pueden hoy verse en el mundo del fútbol. Ni siquiera hablo del Real Madrid, no. Hablo de escuchar gritar al Santiago Bernabeú, de sentir cómo tiemblan sus entrañas cuando el enfervorecido público jalea las acciones de los jugadores, o de cómo, al acabar el encuentro, la bestia vuelve a dormirse, tan rápidamente como despertó, en espera de alguna otra batalla. De alguna otra noche para la leyenda. Su leyenda.

4 comments:

Perenzal said...

Espero que le dediques un post a uno de los más grandes que ha pisado el Bernabéu: Z. Z.

Aquél que susurraba a los balones...

Abranix said...

Sólo unos pocos afortunados pueden presumir de haber parado el tiempo sobre su tapete verde con la expresión máxima del deporte balonpédico, esa pirueta que combina agilidad, precisión y temeridad: la chilena.
Ni tan siquiera jugadores de elevado renombre (véase Ognjenovic "El Atomo", Lasa o Julio Cesar entre otros) tienen la dicha de encontrarse en el olimpo de los remates imposibles.
Yo en cambio, puedo decir:
"Lo he vivido"

Wildwood said...

Perenzal, si rebuscas entre los archivos de Aldea Feak, encontraras un video-homenaje a la "doblae Z". No obstante, creo que tienes razón, y pronto habrá un post más extenso que ensalce las grandezas del Único, el Inigualable... palabra!
Abranix, que alegría verte por aquí... Ya leí tu comment sobre la golfilla de OT. Y sí, entiendo tu situación, que es la nuestra. Pero como si no es con ella, será con algún otro video de Pajilleros, o similar...pues mejor con éste, que al menos es consentido, y no un robado de esos hidden cam que acostumbras a ver. Picarón.
Lo de la chilena...joder, casi no lo recordaba. Qué gran momento, sin duda uno de los más geniales de nuestra vida. Me has emocionado...

Anonymous said...

Al leerlo solo se me ocurre una palabra, ENVIDIA! Lo que tiene que ser verlo a menudo como si nada, como si aquí fuera el aljub(igualito) o algo así y vibrar cada vez que vas a ver un partido,mínimo una vez al mes, como si yo me voy al cine un domingo. Eso ENVIDIA sana pero en mayúsculas, 1 abrazo Jon