Tuesday, February 05, 2008

Monstruosa


Ante todo, téngase en cuenta mi más que total devoción por los efectos especiales. Los que me conocen saben que una buena peli de ciencia ficción puede ganarme si la factura de los FX está a la altura, incluso aunque el guión no sea una obra de arte -cosa que por otra parte, y con honrosas excepciones, suele pasar con el género que nos ocupa. Uno lleva años engullendo imágenes digitales de variado pelaje, novedosísimos sistemas de audio hiper-realistas, planos imposibles, secuencias de infarto a velocidades terminales, peleas infográficas multitudinarias...a tal punto que mi propia casa -la ilicitana- es una reproducción a escala de un Yelmo Cineplex de esos. O casi. Y aunque decir que nada me impresiona sería faltar a la verdad, lo cierto es que esa parte del cerebro que salta eufórica cuando algo nuevo impacta en mis retinas o en mis tímpanos está cada vez más acostumbrada, y empieza a anquilosarse presa de alguna reumática dolencia.
Sin embargo, siempre queda hueco para lo bien hecho. Ya no me refiero sólo a lo original, a lo distinto, sino a aquellos momentos fílmicos en que la acción se nos presenta con el suficiente buen hacer y la necesaria visión del espectáculo como para que el culo se nos levante del asiento y una sonrisa de placer se nos dibuje en la cara. De eso vivimos hoy día los fans del género, en gran medida, máxime cuando la tecnología -léase BluRay, HD, etc- nos brinda la oportunidad de redescubrir tales momentos en la intimidad del salón de casa, proyector o 40 pulgadas en ristre.
Así las cosas, atreverse a decir que una película que cumple con todos estos requisitos no es buena -entiéndase por "buena", "del gusto del que suscribe"- es una arriesgada aventura que en el caso de Cloverfield -me niego a llamarla Monstruoso- bien puede levantar polémica. Cierto es que mi conocimiento previo de la cinta era escaso, y no iba más allá de saber de la prometedora producción de J. J. Abrams y de la dirección del ya familiar Jack Bender, lo que necesariamente hacía pensar en alguna conexión con esa serie de culto que ustedes ya conocen -no se cansen en esperar al final de los créditos, sencillamente no la hay. Pero aún así, es ésta una película que necesita de cierto bagaje previo para su disfrute. Sinceramente.
De entrada, dura "lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks", que decía aquél. Y eso, repetido tras de Rec en tan breve tiempo, es demasiado. Luego está el planteamiento, que muy a lo Rec también, nos invita a conocer la historia en primera persona gracias a la cámara de un insufrible grupo de "guays" neoyorquinos. Eso le da la gracia a la historia, por cuanto nos deja ver sólo parte de todo lo que ocurre, pero a la vez se la quita, porque nos obliga a seguir los raíles de su evolución sin opción a disfrutar del gran momento que vive Manhatan desde otras ópticas. Habrá gustos para todo, pero en mi opinión la elección es más infructuosa que productiva.
Luego está la historia en sí. Sin caer en spoiler alguno, diré que el principio, los 15 primeros minutos, son sencillamente increíbles. Tal es así que servidor ya se veía reservándole un hueco en la colección al correspondiente BR. Pero nada más lejos. El devenir del asunto cae en los clásicos topicazos sentimetaloides, y hasta el propio problema en sí acaba convirtiéndose en una versión de Godzilla a lo Jaume Balagueró. Si a eso le sumamos un inconcluso final y una nula explicación de los orígenes del fenómeno, nos encontramos ante un producto fallido que podía haber sida algo inenarrable y acaba por ser un trailer largo de una peli que nunca llegará. Y que me encantaría ver, por cierto.
Es espectacular -a ratos-, pretende ser realista -pretende-, guarda algún susto de esos inesperados -pocos- y hasta podríamos decir que llega a plantear de forma fiel lo que supondría una invasión apocalíptica a gran escala. Pero no es suficiente. No al menos para mi. Ojo, no digo que sea mala, digo simplemente que me produjo una enorme insatisfacción y un sentimiento de engaño por cuanto se queda en una especie de quiero y no puedo muy prometedor. Y aún así, le daré una segunda oportunidad. Si decidís darle una primera, tened en cuenta todo esto. Quizás, conociéndolo, sepáis apreciarla con otros ojos.

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