Monday, January 28, 2008

Juanma Trueba


Nunca fui muy dado a la crónica deportiva escrita. Mi conocida predilección audiovisual me llevó durante años a escuchar puntualmente El Larguero cada noche, conectado a kilométricos auriculares en el salón o apostado en la oscuridad de mi cuarto, entre las sábanas, en las frías noches del invierno adolescente. Luego las voces de los ídolos fueron silenciándose, poco a poco, sumiéndose en aquellos mismos silencios que De la Morena descubría en su libro, el mismo que hacía único con un autógrafo en El Corte Inglés, aquel verano, hace tanto, ya.
Y un día, mucho después, apareció su nombre. Rafa siempre podrá otorgarse el privilegio de haberlo "descubierto", sin duda, y de su consejo emergió la admiración incondicional que hoy le profeso. Pero he de reconocer que todo podría haber quedado en una anécdota puntual si cada nuevo artículo no hubiera resultado, como resulta, una verdadera obra de arte tachonada de palabras. "Tienes que leer a Juanma Trueba" me dijo, "es la ostia". Y venciendo mi inicial escepticismo -lógico, por cuanto la idea de disfrutar de una crónica pre o post partido no era mi ideal de lectura- le hice caso. Qué razón tenía el tío -para variar, por otra parte. Lo que aquél pantallazo de www.as.com me descubrió no era algo habitual. Ni siquiera tradicional. Era literatura, y eso, teniendo en cuenta el marco y su potencial audiencia, es mucho decir.
Juanma Trueba pertenece a ese selecto grupo de escritores -articulistas, cronistas...plumas al fin- que ven el mundo con otros ojos. Para ellos las cosas no son lo que parecen, sino lo que sugieren; la realidad se disfraza constantemente de sí misma, jugando a establecer relaciones imposibles entre conceptos alejados por definición. Fútbol y amor. Muerte y saques de banda. Pases y operaciones a corazón abierto. Todo acaba conectándose con todo -todo, digo, dentro de ese universo autosuficiente que es el deporte rey-, y al cabo uno no sabe si aquello de lo que se nos habla es un lance inspirado que observan ochenta mil gargantas, o un aria limpia y llena de matices susurrada en una puesta de sol.
Metáforas. Las eternas amigas de la mente creadora. Trueba las reúne a todas para cada nuevo artículo, pasa revista y selecciona las más apropiadas para el devenir de su narración. No importa su naturaleza, su origen mundano o elevado, sus referencias cinematográficas -abundantísimas y tan finas que sólo un cinéfilo, o cinéfago, podría darles uso-, o su enrevesada lógica... Todas son válidas, todas maravillosamente sutiles y acertadas. Y si a todo eso le añadimos una sintaxis preciosista, en ocasiones colindante con la más elaborada poesía, sólo podemos concluir que es la suya una prosa genial que brilla con luz propia en medio del vasto océano insípido y lleno de clichés de la prensa deportiva.
Podría alguien decir, no obstante, que sus temas son por naturaleza limitados. No en vano, hablar día tras día de cómo se presenta éste o aquél encuentro, de cómo cuaja la filosofía de Schuster, o de si se hizo bien vendiendo a Ronaldo al Milan, viene a ser siempre girar en torno al universo madridista y su "escasa" variedad cotidiana -cosa opinable, por cierto. Pero es que, al margen de lo potencialmente teorizable que sea ese cosmos que es el fútbol, su gran talento es saber dar a cada nuevo momento un tinte único e ingenioso que hace palidecer al resto de voces del sector, y hacer disfrutar al lector que decida acercársele con un mínimo sentido estético. Tal es mi caso.
Había pensado en cortar y pegar algunos ejemplos de su obra -que lo es-, pero al final he decidido que es preferible dejaros con la curiosidad de querer experimentar lo que supone leer a Juanma Trueba, un moderno ídolo dentro del mundo del periodismo deportivo, justo cuando mi viejo "yo" largueroínomano necesitaba una nueva luz que le guiase en la senda de la opinión periodístico-madridista. No importa vuestra inclinación, el color que defendáis cada domingo, o los prejuicios que pudierais alojar hacia As y su pasado -digo pasado- panfletista. Si tenéis la capacidad de admirar lo bien hecho, y gustáis de saborear un texto elaborado con afecto e inspiración, entenderéis de lo que hablo. Y quizás, sólo quizás, si además de todo eso os gusta el fútbol y soñáis en blanco, Juanma Trueba os haga disfrutar de una forma nueva y diferente del Madrid, sea cual sea el resultado.

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