Tuesday, April 15, 2008

De Barrio Sésamo al Cielo


Hoy, mientras almorzaba, leía una noticia en El País que me dejaba frío. Chema, el mítico panadero de Barrio Sésamo y uno de los personajes más entrañables de nuestra infancia, fallecía el pasado 10 de abril a causa de una fulminante enfermedad contra la que apenas pudo luchar un mes. Hacía siglos que no tenía noticias suyas, pero su recuerdo seguía vivo en mi memoria, y conocer la triste noticia de su muerte casi por casualidad esta mañana ha conmovido algo en mi interior. Algo, supongo, que conecta con ese niño que todos llevamos dentro y que en mi caso lucha por salir tan a menudo -consiguiéndolo afortunadamente en numerosas ocasiones.
Juan Ramón Sánchez Guinot, que así se llamaba Chema fuera del legendario barrio de cartón piedra, tenía 51 años, y seguía totalmente vinculado al mundo de la interpretación gracias el pequeño teatro que regentaba en la capital, la sala Tribueñe. A la actuación en vivo sobre las tablas dedicó los últimos años de su vida, tras algunas incursiones en el mundo del cine en cintas como Matador (Pedro Almodóvar, 1985) o Dónde está el corazón (John Boorman, 1990), protagonizada por Uma Thurman -aunque particularmente lo recuerdo por su participación en algún episodio suelto de la gran Farmacia de guardia. Actualmente protagonizaba junto a su esposa, Chelo Vivares -la actriz que daba vida al inolvidable Espinete, y magnífica dobladora que presta su voz a personajes de la talla de Ralph, en Los Simpson, o Kyle, en South Park- la obra Por los ojos de Raquel Meyer.
Es curioso, jamás habría imaginado que Chema acabaría casándose con Espinete -es un decir, ya me entendéis-, pero como decía el gran Morfeo en Matrix "al parecer, la vida no esta carente de cierta ironía". En cualquier caso, hoy Espinete y todos los demás personajes que compartieron entorno con él deben andar muy tristes. Chema era el adulto enrollado del barrio, un tío que se negó a crecer, mientras los demás lo hacíamos riéndonos con él, su harina y sus bailoteos.
Luego, también en El País, leía que Brian May se ha doctorado en astrofísica, al fin, con una tesis que versa sobre el polvo de estrellas -como no podía ser de otra forma- y ha sido recientemente nombrado rector de una afamada universidad británica; o que una cinta que muestra a Marilyn Monroe haciendo una fellatio a un hombre desconocido -el director de FBI Edgar Hoover se empeñó en demostrar que se trataba de JFK- ha sido vendida por 1,5 millones de dólares. Pero, como comprenderéis, la noticia estaba en otro sitio.
D.E.P.

6 comments:

Perenzal said...

Gran homenaje y post a ese clásico de la infancia. ¿Cómo puede ser que después de tanto tiempo continúe en nuestra memoria? Para mi apenas eran ya sombras hasta que he leído este post y he recordado las tardes de bocadillos y juegos. Y por encima de todo aquella feliz ignorancia que otorgaba una seguridad infinita en la estabilidad del mundo, mientras escuchaba aquella música y me preparaba para los buenos momentos. Cada vez nos hacemos más viejos, ¿no crees?

Wildwood said...

Imagino un mundo sin presiones económicas, sin malos rollos más allá de los que provoca una elección tardía para el fútbol en un pares o nones, sin la incertidumbre del futuro... Y al final ellos siempre aparecen en escena.
Estaban allí cuando ocurrió. Me refiero a crecer, claro. Y siguen estándolo de alguna forma mientras la edad se nos echa encima. Porque los años se suman en el DNI, pero en el recuerdo mi vida sigue en "stand by", justo en aquel fotograma en que el enorme erizo de felpa se escondía tras de los árboles. Se le seguía viendo, pero le daba igual. Al fin y al cabo, era un erizo rosa de metro ochenta ¿no?
A menudo pienso en dónde reposará ahora su piel vacía, y la imagino en algún viejo arcón perdido en Prado del Rey. Entonces sí que me doy cuenta de que envejecemos...
Porca miseria.

Anonymous said...

Nos hemos quedado helados con la noticia. Al leer las primeras frases de este, tu post, ambos le hemos arrebatado un aliento al oxígeno que merodea por esta habitación con dos camas que tanto conoces. Chema siempre estará vivo en nuestros recuerdos. Mi compañera me ruega que te recuerde que naciste poeta. Keep on rocking in a free world!!!
De parte de Maynard Vedder y una patosa aprendiz echadora de cartas.

Wildwood said...

Joder... serán las horas, o el exiguo que alcohol que recorre mis venas celebrando la llegada del fin de semana, o la añoranza de camas coronadas por retratos al carboncillo y compañeros de fatiga...pero me habéis emocionado, cojones.
Gonna make it mine. You can be sure, out there.

el_ilicitano_exiliado said...

Espléndido post señor Wildwood, como prácticamente la totalidad de los que escribe.Un servidor, cuando se enteró la noticia, se quedó de piedra, y no precisamente por el corral (perdón por este juego de palabras tan "bayero"). Como bien dice perenzal, algo despertó en nuestra más profunda psique, volviéndonos a retroceder a nuestra infancia y a aquellas maravillosas tardes, donde estos pedazos de cracks educaron a toda nuestra generación.

Chema, al igual que todos los personajes de carne y hueso, como Julian el quiosquero, están destinados a convertirse en polvo. Es nuestro sino, para bien o para mal, mientras que Coco, Espinete, Pepe Sonrisas o Don Pimpón y demás fauna disfrutarán del don de la inmortalidad que les otorga su condición de muppets.

En fin, ¡¡¡que grande que eres Chema, siempr te recordaremos!!!

P.D. felicidades por haber cambiado el formato del blog, nuestros ojos te lo agradecerán forever

Wildwood said...

Me alegra ver que su exilio le permite licencias elcheras, de cuando en cuando, madridista infiltrado. Dust to dust, que decía Metallica. Así debe ser, y nadie escapará de eso, le muchach.
Y aunque las muppets permanezcan ajenas a ello, polillas hay que amenazan su perdurabilidad.
Sólo el recuerdo les hará a todos inmortales.
Como a nosotros, no te quepa duda.
Welcome back.