Wednesday, May 14, 2008

Canción del sur


Lo he vuelto a hacer. Puede que sean las interminables horas de Metro, o la ya cotidiana soledad de mis días, pero mi cabeza no deja de remover recuerdos, sacando de sitios que uno no sabe siquiera que existían los más remotos retazos de memoria, por lo general -ya sabéis- audiovisual.
Esta vez me sorprendí a mi mismo tarareando una tonadilla añeja de la factoría Disney, letra incluida, que no acababa -cosa rara en mi, todo hay que decirlo- de relacionar con título alguno. Para ser sincero, he de decir que sí tenía en mente alguna imagen ya borrosa de la puesta en escena de la película a la que pertenecía. Llegaba a vislumbrar entre sombras un crío campesino de la América profunda colonial, y un vejete negro, de esos que caminaban descalzos y vivían apartados de la civilización en una cabaña en el bosque -de esos, curioso en la época de la esclavitud del nuevo mundo, respetados por sus vecinos blancos... cosas del cine, supongo. Pero nada más. De ahí no pasaba. Así que opte por ponerme en contacto con José Luis Ortiz, historiador de doblaje y amigo, para trasladarle la friki-duda y salir de idem. Cómo no, su respuesta fue poco menos que inmediata.
Canción del sur (Song of the South, 1946), fue una más de las cintas que Disney elaboró durante las décadas de los 40, 50 y 60, a medio camino entre la imagen real y la animación, basada esta vez en una serie de cuentos norteamericanos protagonizados por el Tío Remus, un entrañable anciano de color que gusta de contar cuentos a los niños de la zona. Así, las historias del Tío Remus se convierten en moralejas aleccionadoras sobre la vida que la cinta traslada en forma de dibujos animados, con los que también se mezclan a menudo los propios protagonistas.
Hasta ahí, nada nuevo. Bueno, la película tiene ese halo sentimentaloide que cabe esperar cuando se presentan relaciones entre ancianos bonachones y niños díscolos o desatendidos, según el caso, pero supongo que mi otrora carácter "tonto normal", que diría Bart -o Javi- se mostraba idóneo para recibir su mensaje e instalarse definitivamente en mi memoria. Lo curioso, y sobre este extremo me pone al día también José Luis, es que a excepción hecha de algunas ediciones ya antiguas de la misma en VHS o Super 8, la cinta fue vetada por la propia Disney ante las críticas surgidas en ciertos entornos que apuntaban a una desdramatización racial del esclavismo presente en el argumento de la misma. Así, desde 1995 -la primera edición en vídeo data de 1986, con dos proyecciones en TVE- no ha habido nuevos lanzamientos del título, que ha pasado por tanto a ser artículo estimado por los coleccionistas del medio.
Para los que leyeran mi post sobre The Füehrer's Face, esta historia quizás no les resulte nueva. Una vez más Disney censura la comercialización de una de sus obras por mostrar contenidos de dudoso gusto. Aunque, y esta es mi opinión, en el caso de Canción del sur todo esto está fuera de lugar: la peli es un arquetípico producto de una época en la que el género colonial -plantaciones, esclavos, guerras civiles- estaba totalmente aceptado, uno más de los muchos que pululan por ahí -y de los que seguramente el Ilicitano Ausente pueda aportar títulos. Vale, era cine para niños... pero ellos seguramente, como yo entonces, son los que menos punta sacaron a estas cosas.
Por cierto, quizás os andéis preguntando cuál era la cancioncilla aquella que me ocupó todo el día, metro arriba, metro abajo. Aquí la tenéis... ¿a que os suena?


2 comments:

Anonymous said...

Joder q descojone con la cancioncilla rancia."Ere tu, lo ha hecho, yo toy ma q satisfecho...ja,ja,ja. Sabía q tu mente albergaba recuerdos enfermizos pero esto ya lo supera TODOOO!!!! Al negro viejuno lo q le hace falta es un buen par de latigazos...juas,juas. De: Maynnard Vedder.

Wildwood said...

Zas! En todo la boca... Juas!
No joder, ahora en serio. Pobre tío Remus, que es más entrañable que Rafiki acariciando un cachorrico, leñe.
Cierto, es mi azotea un desván de vetustos y rancios momentos en panavisión y technicolor, del que seguro aún surgirán más subproductos del pleistoceno.
Si sus pica aún más la curiosité, mirad los demás videos de la peli ésta en Youtube. En general no tienen desperdicio... Por cierto, el crío amigo del nigger se llama Johnny. Lo que son las cosas...